Owen - Capítulo 23: Amistad.

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Enterré mi rostro entre mis manos una vez más. 

Marcus comía su tercera hamburguesa, al retirarse Kahli, él tuvo que comer su parte y la de ella, lo que lo hizo muy feliz. Cuando ella se fue, no dijimos nada, Marcus regresó a su mesa, y en cuanto le trajeron su orden, comenzó a engullirlo todo, sumamente tranquilo. Yo simplemente me senté frente a él, completamente frustrado.

-¿Estás seguro de que no quieres nada? Estas alitas son deliciosas. -Lo ignoré y masajeé mi cuello.

-Aún no me sacan de mi error y ya sé que fui un imbécil.

-Quizá no deba hacerlo. -Tomó un sorbo de su bebida antes de continuar-. Apuesto que si ella hubiera desaparecido una semana entera con Max, jamás hubieras pensado eso. -Puntualizó con hielo en la voz. Me sentí como un bastardo.

-Marcus... -Él negó.

-No tienes porque fingir, sé bien que confías en los chicos más de lo que jamás confiarás en mí, pero pensé que al menos me considerabas tu amigo. -Jamás lo había escuchado hablar de esa manera, su voz carecía por completo de la familiaridad que lo caracterizaba.

-Marcus, no... -Hizo un gesto con la mano para que lo dejara continuar.

-Creo que está de más decirlo, pero yo jamás haría algo así. Tú sí eres mi amigo, pero no todo el mundo gira a tu alrededor. -Se limpió las comisuras de los labios con una servilleta- Quiero dejar algo bien claro antes de explicarte porqué eres un idiota. -En ese momento dejó todo lo demás a un lado y me miró a los ojos, furioso-. Kahli no es de tu propiedad, Owen. -Suspiré con impotencia, no sabía qué era lo que me hacía comportarme de esa manera, pero no me gustaba.

-Lo sé. Lo siento, Marcus. -Bufó.

-No te disculpes conmigo, no quiero tus putas disculpas. Dáselas a Kahli, ¿qué clase de idiota desconfiaría de ella? -No fue hasta ese momento en que me di cuenta de que Marcus en verdad quería a Kahli.

-Sé que no debí hacerlo, ella no es así.

-Esa niña es especial, y si no eres capaz de verlo, no la mereces. -Eso me dolió. Sabía que ella era especial, pero... ¿Y si en verdad no la merecía?-. Todos lo saben, incluso yo lo sé, nunca había tenido una amiga como ella, y es por eso que le di el mejor regalo de cumpleaños que hubiera podido recibir. -Lo miré esperando que continuara-. Le devolví a su hermana. -Me incliné un poco hacia atrás debido a la sorpresa.

-¿Que le devolviste a su hermana? ¿Hanna? ¿De qué hablas?

-No estuvimos solos en mi casa, Lyschko estuvo ahí.

-¿Qué? La otra noche también me hablaste de eso. ¿Cómo mierda sabes lo de Lyschko? ¿Y por qué dices que estuvo con ustedes? -Marcus suspiró con cansancio.

-Sabes que estoy en el equipo de fútbol de la universidad, ¿no? -Asentí, sin comprender de que iba todo esto-. Y también sabes que ingresé al equipo desde que entré a esa escuela, ¿cierto? Pues no a todos les agradaba la idea de que un novato se volviera titular inmediatamente al ingresar. Sólo un par de chicos decidieron juzgarme por mi talento en lugar de basarse en lo que decían los demás, y se volvieron mis amigos. Uno de ellos se ganó mi total confianza y yo la de él, pasábamos mucho tiempo juntos, me pareció en verdad una buena persona, íbamos de fiesta en fiesta, incluso llegué a llevarlo a una de mis carreras. -Lo miré mal-. No he vuelto a hacerlo, lo prometo. -Se defendió, asentí, invitándolo a seguir-. El punto es que yo siempre ligaba ahí donde íbamos, pero él se mantenía siempre alejado de la chicas, a pesar de que era bastante popular entre ellas, incluso llegué a pensar que era gay, pero antes de pensar en cualquier estupidez, hablé con él y le pregunté sus razones. -Hizo una pausa, y le dio un gran trago a su malteada antes de continuar.

Geckos y VikingosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora