Owen - Capítulo 14: Tensión.

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Sentí cómo su puño caía sobre mi mejilla, y una explosión de dolor se expandió por mi rostro. Hice una mueca medio segundo antes de devolver el golpe con la misma fuerza.

-¡¿Es todo lo que tienes?! -Lo provoqué. Al recibir el puñetazo, él sacudió la cabeza, y se detuvo un momento, se limpió la sangre que manaba de su boca con el antebrazo, y puso las manos en sus rodillas, jadeando y mirándome. Joder, yo también estaba exhausto. Tomé ese gesto como un alto al fuego y respiré profundamente, lo que me causó un profundo dolor. Carajo, lo único que faltaba era que ese idiota me hubiera roto la nariz.

Al salir del hospital había intentado hablar con él, pero en cuanto me acerqué un poco, él lanzó el primer golpe. Lo esquivé, pero no así el siguiente. Y por supuesto que no me iba a quedar con los brazos cruzados. Llevábamos un buen rato dando y recibiendo golpes, y al parecer, él estaba tan cansado como yo. De las numerosas ocasiones en las que había peleado, nunca había golpeado a alguien con tanta resistencia, nunca nadie había recibido tantos golpes míos, y mucho menos alguien me había golpeado tantas veces como él. Miré alrededor, estábamos en el estacionamiento del hospital, un par de señoras nos observaban, pero no nos habían dicho nada.

-¿Qué demonios están viendo? -Preguntó mi oponente. Las señoras corrieron al escucharlo. Negué y sonreí. Extrañamente me sentía un poco mejor ahora que había liberado algo de tensión, y apostaba a que Jesse también. Sin embargo, seguía preocupado por Kahli.

-Creo que será mejor entrar. -Propuse-. Lo más seguro es que ya les hayan dado informes. -Imaginé a Marcus haciéndose pasar por el novio de Kahli, y me estremecí. Me encaminé hacia la entrada, pero Jesse vaciló y se quedó en su lugar, mirando el suelo-. ¿Qué ocurre? ¿Quieres seguir peleando? -Ofrecí con una sonrisa.

-¡Claro! No sabes lo feliz que me hace pelear contigo cuando mi mejor amiga está herida. -Bufó. Levanté una ceja ante su sarcasmo.

-Y aún así no quieres ir adentro a verla. -Acusé. Él gruñó. Me dio la espalda, se alejó unos pasos y se sentó en la acera.

-La verdad es que voy a volverme loco si entro de nuevo en esa sala. -Se quejó. Fruncí el ceño.

-Oye, sé que no te parece grata mi presencia, ni la de mis amigos, pero a nosotros también nos importa Kahli. Los chicos están preocupados por... -Me interrumpió con un bufido.

-No es por ustedes, idiota. -Llevó las manos a su cabello, y tiró de el con frustración. De pronto, al verlo así, tan derrotado, me preocupé.

-Kahli, ella va a estar bien, ¿verdad? Me refiero a que... No sé mucho del hockey y sus lesiones, pero fue una caída, no puede ser algo tan grave, ¿O sí? -Levantó la vista, y al verlo a los ojos, supe que en verdad estaba asustado.

Geckos y VikingosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora