Kahli - Capítulo 46: Refuerzos.

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-¿Terminar? -Se exaltó Marcus-. ¡¿Cuándo fue que comenzaron?! -Parpadeé un par de veces... ¿Qué?

-¿De qué estás hablando? -Pronuncié lentamente. ¿Acaso ésto era por Jenna? Mis puños se cerraron con fuerza, recordando aquél estúpido vestido que me había puesto porque quería gustarle-. ¿Es por ella? ¿Es en serio? -Me molesté. Owen bufó, pero sin su habitual energía.

-¿Ella? ¿En verdad quieres culpar de ésto a Jenna? -Marcus soltó una carcajada antes de que yo pudiera golpear al vikingo mayor, lo que hizo que éste perdiera la cordura en medio segundo-. ¡¿De qué mierda te ríes, maldito traidor hijo de puta?!

-¡Owen! ¿¡Qué demonios te ocurre!? -Reprendí en un intento por controlarlo, antes de procesar sus palabras. ¿Traidor? ¿Acaso estaba insinuando que había algo entre Marcus y yo? Ah, no. Eso sí que no-. ¿Traidor? ¿Te refieres a que... Marcus y yo? -El aludido se echó a reír de nuevo. Sonreí internamente, pero sólo internamente. Maldito vikingo celoso.

-Eso quisiera yo. -Marcus me guiñó un ojo, lo capté al vuelo. Entendía lo que Owen debía de estar pensando, admito que yo también lo haría. Me relajé por completo, era un alivio saber que no estaba molesto por lo de Jenna, sino por lo que él creía que estaba pasando entre el fortachón y yo. No, no estaba molesta con él, pero no toleraría esa clase de escenas, así que fruncí el ceño, la desconfianza no era exactamente la mejor manera de comenzar una relación. Pude ver como Owen miraba a Marcus esperanzado al escucharlo bromear. Vi en sus ojos que no quería pensar algo malo, como si estuviera rogando que lo sacáramos de su error.

-Sí, también yo. -Dije mirando a mi amigo con adoración antes de girarme a mirar a mi "futuro ex-novio"-. Creo que tienes razón, deberíamos terminar. -Le sonreí, sumamente divertida. Él pareció relajarse con nuestra actitud, ignorando mi petición, pero aún así, atacó.

-¿Qué esperabas que pensara después de que te desaparecieras todo el día con él? -Su voz se quebró, en verdad lucía desesperado-. Te busqué todo el día, para finalmente encontrarte en su casa... ¿Qué querías que hiciera?

-Que confiaras en mí. -Solté en voz baja-. Que confiaras en Marcus... ¿Su casa? ¿Nos seguiste? -Pregunté decepcionada-. Eres increíble. -De repente, me sentí rodeada, me di la vuelta para encarar a quien sea que estuviera interrumpiendo, pero como había sucedido últimamente, solté un grito y me lancé a los brazos del primer invasor que vi, me abrazó, y todos mis problemas se esfumaron. La nostalgia me invadió, sacándome una lágrima que usualmente se hubiera quedado dentro de mí, pero que salió sin dificultades debido al torbellino emocional por el que estaba pasando.

-¡Hola, preciosa! -Saludó el gigante pelirrojo que era mi mayor confidente-. No llores. -dijo al soltar una risa ligera-. ¿Qué pasa, linda? ¿Está todo bien? -Asentí ante su sonrisa. Los Vikingos quedaron en segundo plano en cuanto mis Geckos entraron en escena. Dann y Jesse se encontraban ahí, pero Andy reclamó mi atención en cuanto Josh se dignó a soltarme.

-Hola, extraña. -Me saludó.

-O el tiempo ha pasado más rápido de lo que imaginé, o ustedes regresaron antes de lo que esperaba. -Los chicos rompieron a reír.

-Un poco de ambas. -Confesó Josh-. Fue suficiente tiempo lejos de casa. -Asentí-. Regresamos hace unas horas, te llamamos, pero no contestabas, planeábamos dejarnos caer por tu casa después de cenar. Si no tienes otros planes, claro. -Hizo un gesto en dirección a la puerta. Josh era una bomba.

-¡Joder! ¡Eso fue épico! -Exclamó Andy-. Estoy tan orgulloso de que aprendieras al fin a lanzar a alguien justo como te enseñé, que te compraré una hamburguesa. -Me eché a reír-. Pero, ¿tenía que ser a sexy Jenna? -Bufé y giré para mirar a Owen.

-Es una puta. -Concluí mirándolo. Marcus rompió a reír por tercera vez consecutiva, y golpeó a su compañero en el hombro. Al parecer él y Owen compartían una especie de chiste privado, así que devolví mi atención a Andy-. Y te quiero lejos de ella. -Amenacé, poniendo mi dedo indice en su pecho.

-No te preocupes, no sabía que podía ser tan... Perra. No la quiero cerca de mí. -Aseguró.

-Entonces, supongo que tienes asuntos que arreglar. -Interrumpió Jess-. Podemos ir a mi casa, en cualquier caso. -Negué.

-¿Marcus? -Miré al vikingo en busca de apoyo, él asintió.

-Yo me encargo, Ninfa. -Me guiñó un ojo.

-Gracias. -Me acerqué a besar su mejilla a modo de despedida-. Por todo. -Él asintió de nuevo, entonces, dediqué mi atención a Owen, quien me miraba con tristeza-. Ahora si puedes perder la cabeza, cuatro chicos dormirán en mi casa hoy. -Solté con frialdad-. ¡Qué suerte que ya no eres mi novio! -Le guiñé un ojo, me di la vuelta y me centré en los chicos, que me miraba sorprendidos-. Venga, espero que hayan comprado provisiones. -Dann sonrió.

-Están en el auto. -Afirmó, haciendo un gesto para que lo siguiéramos al estacionamiento, y todos lo hicimos.

-Perfecto. Ha sido un día difícil, ¡y vaya que necesito un buen maratón! -Conté en cuanto salimos del restaurante.

-¡Oh, sí! -Josh levantó su mano para que le diera cinco, lo hice y le guiñé un ojo. Ambos sabíamos lo que significaba eso.

-No veré todas las malditas películas de Rocky una vez más, ni muerto. -Sentenció Dann.

-¡Oye! -Nos quejamos los cuatro integrantes restantes a la vez, antes de romper a reír.

No volví la vista para mirar a los vikingos en ningún momento.

*Josh en multimedia

Geckos y VikingosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora