Owen - Capítulo 3: El gemelo de Thor.

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—¡Era enorme! ¡Así de grande! —Contaba el pequeño, mostrándome con sus manos las dimensiones que tenía su antiguo perro. Kahli rió. 

¡Dios! ¡Qué chica tan linda!

—No era tan grande, Gerry. —Corrigió con dulzura. ¡Ajá! ¡Ahora conocía su punto débil! No era tan ruda como quería parecer, a leguas se veía que se derretía por el niño.

—¡Sí que lo era! —Sostuvo con el ceño fruncido. Reí.

—Y yo te creo. —Aseguré, bebiendo mi malteada de estrellas. A petición de mi nuevo mejor amigo, nos encontrábamos en el Invasores Espaciales, un restaurante infantil en el centro de la ciudad.

Miré un segundo a la puerta, un tipo enorme acababa de entrar al lugar. No tenía el perfil del típico cliente que pide la comida especial con juguete incluido, no, fue extraño. Seguí jugando y bromeando con mi cita y el pequeño, pero no le quité la vista de encima, me daba mala espina. Era tan grande como cualquier jugador profesional de fútbol, no estaba seguro de si era rubio o castaño, pero tenia el cabello largo recogido en una especie de coleta, y barba desgarbada. Inspeccionaba el lugar, y fue ahí cuando noté que algo no andaba bien.

Observé a Kahli, se veía muy relajada, justo ahora no podía sentir sus intentos por alejarme, y me gustaba mucho que se sintiera cómoda. Le dediqué una sonrisa de bobo, y volví a mirar al gemelo de Thor, quien también miraba a Kahli. 

¿Qué carajos pasaba? 

Justo cuando pensaba hacer algo, y no estaba muy seguro de qué, el tipo salió del lugar. Eso fue bastante extraño, pero quizá le estaba dando demasiada importancia. 

Me encogí de hombros y terminé mi comida, debía recordar comer aquí más seguido, porque los nuggets estaban buenísimos. 

Dejamos a Gerry jugar un rato en la alberca de pelotas, y después fuimos a mi auto, me ofrecí a llevarlos a casa, y Kahli no pudo rehusar ante el entusiasmo de su hermanito.

—¿Cuántos años tienes, partner? —Reí. Durante el partido, el hermano de Kahli me había preguntado por qué los jugadores a veces se decían partner entre ellos, le expliqué que significaba compañero, y que se decían así de manera amistosa. 

Así conseguí ser su partner. 

—Veintidós años —respondí-. ¿Y tú, partner? —Kahli soltó una carcajada, y la miré mal.

—Cinco. —Me mostró su diminuta mano abierta, la bajó, se quedó pensativo un momento, y se volvió hacia su hermana—. ¿Son novios?

—¿Qué? ¡No! ¡Claro que no! —Aclaró en seguida—. ¡Venga Gerry, no! Sólo somos amigos. —La miré por el retrovisor. Estaba completamente roja, y no pude evitar sonreír.

—No aún. —Remarqué. El niño negó mientras me estacionaba frente a la gran casa.

—No puedes tener más de un novio o novia al mismo tiempo. —Me dijo muy serio.

—Yo no ten...

—Gerry, hazme un favor, ve adentro, toma las notas rojas del tablero, y espérame en mi habitación, ¿quieres? —Interrumpió firmemente. El pequeño no protestó, rápidamente bajó del auto, y cerró la puerta.

—¡Adiós, partner! —Gritó mientras corría a casa.

—Apuesto que ni a tus padres obedece tan rápido. —Comenté. Ella sonrió.

—Le doy todo lo que quiera, siempre y cuando sea un niño educado y obediente. Es la regla. —Sus ojos brillaban. 

No pude evitar suspirar como idiota.

Geckos y VikingosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora