Geckos y Vikingos

Owen - Capítulo 1: La chica del aeropuerto.

Conduje a casa algo confundido, pero no pude evitar sonreír. 

Esa chica era, sin duda, algo fuera de este mundo. No podía creer la suerte que tenía por haberla encontrado dos veces en el mismo día después de pasar toda la noche pensando en esos ojos azules.

Sí, el jefe vikingo pensando en esas cursilerías. ¿Quién lo hubiera dicho? 

Hace poco había terminado una relación porque no quería comprometerme a nada, y ahora me encontraba babeando por una chica que me rechazaba, y actuaba como un chico. Me eché a reír. A pesar de eso, era la chica más hermosa que había visto en toda mi vida. Era encantadora, pero no iba a ser fácil entrar en su mente, y debía esforzarme al máximo, lo que significaba que debía sacrificar y cambiar muchas situaciones si quería que las cosas salieran bien. 

Era tarde, así que sólo tuve tiempo de llegar a casa a arreglarme, sin llamar la atención, ya que yo vivía en la parte de arriba del Valhalla, y subí al auto de nuevo. Fui directo a la casa de Maxi, mi socio y mejor amigo, quien me esperaba. Ocupó el asiento del copiloto y me saludó.

—Se supone que debíamos estar ahí hace media hora. ¿En dónde estabas? —Me reclamó, pero se le veía muy feliz.

—Lo siento Max, pero te traje una hamburguesa. —Le dije al entregarle una bolsa de papel.

—¡Genial! —Para Max, todo era genial. Tomó la bolsa y terminó la hamburguesa en minutos.

Yo sólo pensaba en descubrir más acerca de ella, sin duda sabía bastante de sus gustos, ahora el problema sería encontrarla. Con lo que había pasado hoy, no creía que volviera a poner un pie en el club. En realidad, no sabía qué era lo que había pasado, pero al menos sabía que el problema no era conmigo, era una situación muy extraña. Yo había visto a la que decía ser su hermana varias veces en el Valhalla, y estaba casi seguro de que asistía habitualmente. Quizá si hablara con la rubia podría encontrarla.

Aparcamos en el estacionamiento subterráneo al llegar, me disponía a bajar cuando noté que mi amigo me miraba con curiosidad.

—¿Qué? 

—Espera un segundo. —Me dijo, levantando una ceja.

—¿Pasa algo?

—Estuviste callado todo el camino hacia acá, normalmente no paras de hablar en toda la noche. ¿Ocurre algo? —Me molesté. ¿Acaso era tan obvio? Mi amigo sin duda me conocía. Suspiré algo irritado, no me gustaba estar expuesto, pero para Max no tenía secretos—. ¿Es por tu ex-novia?

—No, Max, lo siento, he estado distraído... ¿Sabes? Ayer conocí a alguien. —Conté apenado. Maxi estaba incrédulo.

—¿Otro ligue? ¿Tan pronto? ¡Vamos, Owen! ¿Qué pasa contigo? —Yo reí, así era mi mejor amigo. Muy sensato. Era en verdad una buena persona, honesto y tranquilo, al menos la mayor parte del tiempo.

—No. Sé que sonará patético, pero la chica en verdad me interesa.

—Pero acabas de conocerla ayer... ¿La besaste ya? —Negué con la cabeza—. Eso ya es un gran avance. —Yo reí de nuevo.

—No nos hemos besado, ni siquiera la he tocado. No me lo ha permitido. —Mi amigo pareció sorprenderse, y se echó a reír.

—¡Vaya! Ya era hora de que alguien te pusiera en tu lugar. Ya me cae bien, pero dime, ¿qué hizo que te interesaras tan deprisa en ella? —Sonreí.

—¿Recuerdas a la chica del aeropuerto?

—Sí, ¿mismo patrón? —Negué de nuevo.

—Misma chica.