Kahli - Capítulo 68: Valhalla.

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Tomé el delicado copo de nieve que colgaba de mi cuello con un suspiro, casi imperceptible.

Alex irrumpió en el salón vikingo, seguido por Carl y Maxi, interrumpiendo mis pensamientos.

Todos lucían enormes sonrisas, lo que me pareció muy extraño, porque últimamente no había muchas de ésas en el ambiente, y lo atribuí a que querían mostrarse entusiastas por lo menos por ésta noche.

-Hooola señorita.

-Caballero. -Reconocí, con una sonrisa cansada. -Maxi se sentó junto mí, y me pasó un brazo por los hombros.

-Ya está todo listo, Haiden está practicando un poco más detrás del escenario. -Asentí.

-Éste será el mejor show que hemos dado, y será la mejor despedida musical de tu vida. -Aseguró Carl.

El tiempo se había agotado, y yo estaba a un día de irme a Canadá.

Ésta sería la última vez que vería a los vikingos en un buen tiempo.

Después del descubrimiento de ciertos vídeos en la cámara de Haiden, que mostraban a una Jenna alarmantemente ebria en la bahía en el cumpleaños de Max, y después de haber confirmado con los vikingos que Owen y Jenna no habían estado juntos aquella vez, habíamos pasado los últimos días buscando sin descanso al jefe vikingo.

Pero sin ningún resultado.

Lo primero que hice fue buscar a Alissa, pregunté desesperadamente cómo era que los mensajes de Owen llegaban a ella, pero sólo pudo decirme que llegaban de distintas maneras, y sin que pudiera notarlo, la nota simplemente aparecía frente a ella en diferentes lugares de su rutina diaria. Me mostró las que había recibido, y casi enloquecí al leer la última, pues contaba que Owen estaba fuera del país.

Había deambulado desconsolada en busca de algún indicio de su paradero, y los Geckos también se habían unido a la búsqueda, pero todo lo que habíamos intentado había sido en vano.

-Sé que lo será. -Me levanté y abracé al chico moreno y gruñón que era Carl, tan fuerte que temí haberle roto una costilla, pero él acarició mi cabello, riendo.

-Voy a extrañarte, pero estaremos aquí, y esperaremos con ansias por verte, no olvides que sólo puede haber una valquiria en el Valhalla. -Asentí, conmovida.

-A un lado. -Exigió Alex, y besó mi frente-. Debes prometernos que serás feliz, no queremos saber por las noticias que una chica murió de tristeza junto a una manada de alces. -Me eché a reír, pero un gran vacío se apodero de mí, y lo abracé-. Te quiero mucho, Kahli.

-Y yo a ti. -Suspiré-. Cuida de Hall, Alex, por favor. -Un nudo se formó en mi garganta, evitando que dijera algo más.

-Lo haré. -Juró-. No tienes que preocuparte por nada, ella es una chica increíble y haré lo que esté en mis manos por verla feliz. -Me alejó un poco de él y me dedicó una gran sonrisa. Lucy tocó un par de veces con los dedos en el cristal, y me acerqué a abrir la puerta para dejarla entrar.

-Hola, el chico nuevo dice que está listo. -Informó con una sonrisa.

-Gracias, Lu. -Carl le hizo una seña a Alex-. Vamos. -El rubio asintió, y salieron, dejándome sola con Maxi, quien me veía con una expresión de nostalgia.

-Estás muy callado. -Señalé, divertida. Sonrió.

-No hay nada que decir.

Abrió los brazos, y me dejé rodear por ellos, escondiendo el rostro en su cuello.

-Joder. -Me quejé-. Voy a extrañarte tanto, que no sé qué demonios haré sin ti. -Mis ojos se llenaron de lágrimas cuando él soltó una risa ligera.

-¿Quieres saber qué harás? Vas a aprovechar al máximo ésta oportunidad. -Exigió-. No vas a descansar hasta que yo tenga que contratar televisión de paga para ver tus partidos en la CWHL*, porque no me perderé ninguno de ellos. -Prometió, mientras sentía la primera lágrima correr por mi mejilla. Maxi la limpió con sus pulgares y acomodó un mechón de cabello detrás de mi oreja-. Vas a dejar de llorar, y vas a entrar en ésta nueva, perfecta, y jodidamente excitante etapa de tu vida con la mejor disposición posible. -Asentí con los ojos cerrados, sintiendo como su mano se posaba sobre mi cabeza-. Vas a crecer en todos los sentidos posibles, y harás que la próxima vez que te vea me sienta asquerosamente orgulloso de la chica en la que te convertiste. ¿Entendido?

-Sí, Max, yo... -Me tomó un momento volver a respirar con normalidad, conteniendo las inmensas ganas que tenía de sollozar, porque daría mi mejor esfuerzo desde ahora-. Lo haré, prometo que lo haré. -Aseguré-. Maxi, muchas gracias por todo, en verdad, has sido un amigo excelente y quiero que sepas eso, que siempre estaré para ti a pesar de todo.

-Lo sé, enana. -Me despeinó-. Ahora iré al escenario y tocaré una canción que va encantarte, entonces podrás agradecerme, no antes. -Sonrió-. Los chicos se han esforzado demasiado. -Asentí, con una sonrisa-. Una cosa más. -Pidió-. No le digas a Marcus que descubriste el engaño de Jenna antes de que te dijéramos, nos mataría si se entera que lo que hizo no era necesario. -Nos echamos a reír.

-No lo haré. -Negué.

-Ésa es mi chica. -Me despeinó de nuevo-. ¿Verás el show desde aquí? -Negué una vez más.

-Subiré al knorr, si no te molesta. -Susurré.

-Es más tuyo que mío. -Sonrió-. Sabía que no podías irte sin subir una vez más.

-Creo que será el adiós más doloroso. -Hice una mueca-. Pero debo hacerlo.

-Lo sé.

-¿Max?

-¿Sí?

-Prométeme que me llamarás si sabes algo. -Mi voz se convirtió en un murmullo apenas audible, pero él me escuchó.

-Lo haré, lo prometo.

Asentí, y fui directo a las escaleras que daban al knorr en cuanto Maxi salió del salón. Caminé cada paso con deleite, intentando grabar en mi mente todos y cada uno de los detalles que conformaban al club, todo lo que había a prendido a amar de aquel lugar tan simbólico. Si antes de hacer la apuesta con Kyle me hubieran dicho que terminaría tan enamorada de un club me hubiera reído hasta cansarme, y si me hubieran dicho que terminaría bajo cierta clase de hechizo que me haría anhelarlo con tanta fuerza, los habría encerrado en un manicomio, pero aquí estaba yo, la única loca que no podía sacar un simple lugar de su cabeza.

Pero no era el lugar, eran los momento vividos en él, eran las risas, los juegos, las canciones, los amigos, las lágrimas, los amores, y todo lo sucedido aquí lo que había hecho del último año el mejor, y también el peor de mi vida.

Crucé el angosto puente de madera que daba a la embarcación, sintiéndome estúpida por aquellas veces en que me había sentido aterrada al cruzarlo, porque ahora podría hacerlo incluso con los ojos cerrados, y sin temor alguno. Empujé la pequeña puerta de madera y crucé por la cubierta del knorr hasta el borde, desde donde pude ver a los chicos que aún se encontraban alistando sus instrumentos. Tomé una gran bocanada de aire antes de ir al gran dragón rojo que decoraba el mascarón de la proa, y recorrerlo con mis dedos. Fue entonces cuando escuché la voz de Maxi por los altavoces, y giré para regresar al borde del frente.

Giré...

Giré para encontrarme con un destello.

Un destello que la tenue luz del Valhalla arrancó a un par de orbes, situados en el extremo opuesto del barco, brillando en la oscuridad como si de los ojos de un felino se tratase.

Un par de orbes plateados.

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¡Hola!

Sí, diez capítulos fueron demasiado sin esos ojos.

¡Nos leeremos después!

All Köoper

Geckos y VikingosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora