Owen - Capítulo 19: ¿Mal día?

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Caminaba a casa desde un restaurante cercano cuando revisé la hora, eran las once y media. Masajeé la parte trasera de mi cuello y suspiré, había tenido una reunión con un tipo que quería reservar el club para el cumpleaños de su hija, pero quería que los vikingos bailaran para ella, una pesadilla. Este trabajo tenía sus partes difíciles, estaba molesto porque me había visto obligado a pasar el día arreglando asuntos pendientes del club, y no había podido ir a casa de Kahli con los chicos. A pesar de que sabía que los chicos cuidarían bien de ella, y de que sabía que estaba fuera de todo peligro, aún me encontraba preocupado por su salud. Preocupado, y también asustado.

Desde aquellos íntimos y lindos momentos que habíamos pasado aquella tarde en su casa, sentía que las cosas se habían enfriado entre nosotros, lo que era una completa estupidez, porque en realidad nada había cambiado en tan poco tiempo. Aún así, sentía que algo no estaba del todo bien, y estaba seguro de que era debido a la presencia de la lagartija en la vida de Kahli, Marcus tenía razón, ella lo amaba. Lo que no sabía era de que manera, ni con qué intensidad. Noté algo extraño en cuanto giré en la esquina de mi departamento, había un Porsche estacionado frente a mi puerta, lo cual era raro, ya que el club estaba cerrado, levanté una ceja. Al acercarme, me di cuenta de que había alguien recargado en el cofre del auto, a quien finalmente reconocí como Jesse. Me miró en cuanto me acerqué, bufé, como si no hubiera tenido suficiente por un día.

-¿Podría ser posible que hayas parado a descansar sólo por un momento justo frente a mi casa simplemente por una mera coincidencia? -Ironicé hostil. Él no se inmutó, y fue entonces cuando en verdad lo vi. Parecía que lo había arrollado un autobús, y no por la manera en que lucía, sino por la expresión que portaba, se veía cansado y triste, pero a leguas se notaba que quería ocultarlo-. ¿Te encuentras bien? -Pregunté por mera cortesía, con una ceja levantada, no quería que Kahli me golpeara por dejar que su mejor amigo se suicidara o algo por el estilo. No contestó, pero se incorporó y se acercó a mí. ¿Habría venido buscando pelea? Antes de que pudiera pensar en algo más, me tendió un par de hojas de papel, dobladas. Dudé un segundo en si tomarlas o no, pero finalmente lo hice-. ¿Qué es esto? -Jesse dio la vuelta, subió a su auto y encendió el motor, lo miré confundido. Esperaba que no fuera una carta de amor. ¡Por Odín! ¡Que no lo fuera, por favor!

-Trátala bien. Sabes que lo merece. -Dijo en voz baja, y se alejó a toda velocidad por la avenida. ¿De qué demonios estaba hablando? Reconocí la pulcra letra de Kahli en cuanto desdoblé las hojas, pero me tomó un momento comprender lo que decían.

El cansancio desapareció en un segundo, corrí hacia la cochera, y subí de un salto a mi auto, eufórico, pero me detuve en cuanto iba a meter la llave en el contacto. Probablemente Kahli estuviera descansando ahora, no quería molestarla tan tarde, claro que podría enviarle un mensaje, pero sabía que si la despertaba mentiría diciendo que no se encontraba dormida. Hice una mueca, salí del auto, y cerré la cochera antes de subir al departamento y darme una larga y relajante ducha. Puse mi despertador a las siete, lo que era prácticamente de madrugada para mis horarios habituales, y me acosté, no me tomó mucho tiempo quedarme dormido, pero incluso en mis sueños, aparecieron las palabras que Kahli había escrito.

Geckos y VikingosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora