Capítulo 45: Atrapada.

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-¿Estás segura de que puedes volver a casa sola? Podría llamarte un taxi. -Rodé los ojos.

-Owen, estás exagerando. Vete. -Me miró con el ceño fruncido, y me eché a reír. Alissa había llamado, necesitaba la ayuda de su hijo urgentemente, y el vikingo se negaba a apartaste de su nueva "novia" justo cuando acababa de adquirirla-. Venga, estás perdiendo el tiempo, te necesitan ahora. Iré a casa a cambiarme, y te veré en el club más tarde, ¿sí?

-De acuerdo. -Aceptó con una mueca, se acercó a abrazarme, besó mi frente, y claro, yo me sonrojé, lo que lo hizo sonreír-. Regresaré más tarde por mi auto. -Asentí, él me había contado de su encuentro con Jesse, y yo no sabía muy bien como comportarme con respecto a mi mejor amigo, pero por ahora lo dejaría pasar-. A menos de que quieras llevarlo al club. -Levantó una ceja.

-¿Hablas en serio? -Pregunté emocionada-. ¿Puedo conducirlo?

-¿Con esa sonrisa? Puedes hacer lo que quieras. ¿Venderlo, destruirlo? -Bufó-. Sin problemas. -Lo golpeé en el brazo.

-Idiota. -Bajé la mirada cohibida, pero él se echó a reír antes de abrazarme de nuevo, y darme las llaves de su Ferrari.

-Trátame bien, y por favor, cuida a mi bebé. -Pidió antes de alejarse trotando.

Caminé de regreso sin dejar de suspirar en todo el recorrido, sonriendo como boba. Al girar la esquina de mi casa, pude ver el auto de Owen y junto a este, una motocicleta. Había un chico castaño recargado en ella, usando lentes oscuros y botas. Me acerqué un poco más rápido a él, un tanto extrañada, pero le dediqué una gran sonrisa.

-Hola, fortachón. -Saludé. En las ultimas semanas habíamos adquirido la costumbre de llamarnos con el primer apodo cariñoso que nos viniera a la mente, lo que frecuentemente volvía loco a Owen. Marcus sonrió, pero no era la sonrisa a la que estaba acostumbrada-. ¿Qué te trae por aquí?

-Ninfa. -Reconoció-. Quería hablar contigo, ¿estás ocupada? -Preguntó incorporándose. Negué y me acerqué a la entrada, buscando mis llaves en la mochila.

-Planeaba ir al Valhalla más tarde, ¿quieres pasar? -Hizo una mueca y se quitó los lentes.

-Preferiría que fuera en otra parte, ¿te molestaría si vamos a mi casa? -Me encogí de hombros.

-Para nada, pero debo llevar el auto de Owen al club. -Expliqué. Levantó una ceja.

-El bastardo te dejó conducirlo. -Suspiró, y solté una carcajada-. Podemos llevarlo antes. -Propuso, yo asentí.

-Dame un momento, estuve en la pista y necesito un buen baño. -Me disculpé mientras abría la puerta. El vikingo me sonrió con dulzura antes de entrar-. ¿Hanna? ¿Gerry? -Grité, pero no obtuve respuesta. Podía escuchar la música de Hanna desde su habitación, Marcus se encogió de hombros-. ¿Está todo bien? -Le pregunté, asintió.

-Sí, no te preocupes, sólo quiero desahogarme un poco. -Le quitó importancia al asunto.

-¿Quieres beber algo mientras esperas? -Creía recordar que teníamos algo de whisky en algún lugar, pero él negó.

-No, pero te agradecería que fuera una ducha corta. -Se echó a reír-. Usualmente las chicas tardan siglos en arreglarse. -Me uní a sus risas.

-No tardaré. Mis hermanos están en casa, así que si aparecen, sólo di que esperas por mí, y aléjate de mi hermana. -Lo previne, él me miró con el ceño fruncido-. Si se pone demasiado pesada, llámame y bajaré en dos segundos. -Aseguré antes de correr escaleras arriba.

Me duché lo más rápido que pude, elegí un ligero vestido rojo, y zapatos altos a juego, quería verme bien para Owen en nuestro primer día juntos, quizá podría decirle a Marcus que finalmente lo estábamos. Me maquillé y tomé un bolso pequeño con las cosas que siempre llevaba conmigo. En cuanto estuve lista, me dispuse a bajar las escaleras, pero me detuve a medio camino al ver que Gerry estaba de pie sobre la mesa del comedor, usando las gafas de Marcus y una chaqueta de mezclilla mía, ambas prendas le quedaban enormes, pero él sonreía muy feliz al tiempo que adoptaba poses "rudas", mientras el vikingo le tomaba fotos.

Geckos y VikingosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora