Jesse - Capítulo 3: Sinvergüenza.

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7:44 A.M. Un día después del cumpleaños de Kahli.

Música. Llevé mis manos a mis ojos, bostezando. Mi canción favorita sonaba desde mi teléfono, informándome de una nueva llamada. Apostaba mis palos a que se trataba de Kahli. Fruncí el ceño. Estaba molesto con ella, muy molesto, pero sabía que no podía estarlo por mucho tiempo. No con ella. Me incorporé un poco en mi cama antes de tomar mi celular. Levanté una ceja. Un rostro familiar ocupaba la pantalla, pero sin duda, no era el rostro que esperaba. "Mamá Scoffield" Me confundí. La madre de Kahli no solía llamarme muy a menudo, solamente lo hacía cuando buscaba a su hija. Gruñí y contesté antes de que colgara.

-¿Hola? -dije con voz pastosa. Me aclaré la garganta.

-¡Hola, Jesse! Siento haberte despertado. -Saludó amable.

-No hay problema, señora, ¿está todo bien? -Si lo que esperaba era que le diera la ubicación de su hija justo al despertar, iba a tener una gran decepción.

-Si, todo está bien, es sólo que Kahli no contesta mis llamadas, supongo que aún duerme. Está en la habitación de Gwyneth, ¿no? -Joder. Por supuesto que Kahli no estaba durmiendo en la habitación de mi hermana, de eso estaba seguro, pero al parecer su mamá pensaba que así era.

-Ah, sí. ¿Quiere que le de el teléfono? No estará muy feliz de que la despierte. -Quizá me había equivocado. Estaba seguro de que, por ésta vez, sí que podría enojarme por un muy buen tiempo con Kahli. Pero a pesar de ello, no podría delatarla, ni en mil años, ni siquiera aunque ella fuera una traidora y una pésima amiga.

-No, no lo hagas, déjala dormir un poco más. -Rió. Sabía que no me lo pediría-. Debe estar agotada después de anoche. ¿La pasaron bien? -Abrí los ojos de par en par. ¿Qué demonios le había dicho su hija?

-Seguro -dije intentando sonar convencido, aunque no supiera de qué estaba hablando.

-Me alegro de que haya disfrutado de su cumpleaños.

-No tiene idea de lo mucho que lo disfrutó. -Gruñí furioso. Kahli Scoffield había pasado la noche fuera de casa, haciendo no se que carajos, y le había dicho a su mamá que se encontraba conmigo. ¿Qué estaba pasando con ella?-. ¿Quiere que le diga algo cuando despierte?

-Ah, sí cariño. No habrá nadie en casa para cuando Kahl regrese, y probablemente en todo el día. ¿Podrías decirle que le dejé comida en el refrigerador?

-Claro, se lo diré. -Junto con unas cuantas cosas más. Colgué y me puse mis pantalones en medio segundo. Tomé las llaves de mi auto y me dispuse a salir, pero me detuve a dos pasos de la puerta. Me miré. Estaba hecho un desastre. Joder. Lancé las llaves a la cama y fui directo a la ducha entre maldiciones.

Kahli estaba irreconocible, sí. Pero yo quería gustarle. Me daría un buen baño, me pondría presentable, e iría a buscarla. No me cabía la menor duda de en dónde se encontraba.

Esto se estaba volviendo personal. Kaa había estado toda la noche fuera de casa. ¡Kahli! Seguía sin poder creerlo. Ese niño bonito cada vez me gustaba menos, estaba seguro de que todo era culpa suya.

En cuanto estuve listo, conduje lo más rápido que pude, y en poco tiempo llegué a mi destino. Aparqué frente a la gran casa blanca y bajé del auto de un salto. No me había dado cuenta de lo agitado que me encontraba hasta que me vi intentando recuperar el aliento al tocar el timbre. Me dediqué a normalizar mi respiración mientras esperaba. Al cabo de unos segundos, una guapa mujer abrió la puerta, sonriéndome.

-¡Hola, cariño! ¡Entra! -Me saludó efusivamente. No pude evitar sonrojarme.

-Muchas gracias, señora Gaarland, pero sólo vengo a recoger a Kahli. -Le dije educadamente. Ella me miró confundida. Fruncí el ceño.

-Kahli no está aquí, cielo. -¿Qué?-. ¿Quedaron de verse aquí o algo parecido? -Negué con la cabeza intentando parecer feliz. 

-No, estábamos jugando cerca de aquí y la perdí de vista, pensé que podría haber venido a su casa, siento haberla molestado. -Le dije con una sonrisa.

-Tú jamás serás una molestia, cielo. ¡Has crecido tanto! ¡Y que guapo te has puesto! -Me sonrojé de nuevo. Esta señora era algo así como la tía que en las fiestas familiares te aprieta las mejillas y no para de decirte lo apuesto que eres. Le sonreí.

-Muchas gracias por su amabilidad, señora Gaarland. Iré a buscar a Kahli. Nos veremos después.

-Hasta luego, Jesse. -Se despidió y entró a su casa. ¡Carajo! Ahora si que estaba preocupado. ¡¿En dónde demonios estaba Kahli?! Sólo podía pensar en un lugar en el que podría estar, pero era demasiado tempra... Abrí los ojos de par en par. Esto no podía estar pasando.

Corrí hacia mi auto y fui directamente al bar de ese maldito pervertido. 

Geckos y VikingosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora