Capítulo 27: Juegos.

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Llegué al club a las cinco en punto. La puerta estaba abierta, así que entré. En el escenario se encontraba Marcus practicando con la batería, completamente inmerso, tocaba con los ojos cerrados. Era bueno y tenía bastante energía. Terminó su solo en poco tiempo y abrió los ojos. Aplaudí un poco y lo miré ruborizarse.

-Pudiste haberme dicho que estabas aquí -murmuró apenado.

-Acabo de llegar, no quise incomodarte -dije en son de paz.

-¿En dónde está Owen? Ya es raro verlos separados. -Levantó una ceja. No dejé que me intimidara.

-Vendrá en un momento, quedamos de vernos aquí -contesté sonriente. El rió.

-Así que no lo niegas.

-Negar, ¿qué? -pregunté fingiéndome confundida.

-¿Tú y Owen? -Joder. Fue mi turno de ruborizarme.

-No, somos amigos -fruncí el ceño.

-Vale, entonces, ¿vas a negarme que cada vez que lo ves terminas suspirando? No eres muy buena disimulando, niña. Lo miras como las chicas que vienen cada noche, todas quieren una oportunidad con él. Parece que tú la tienes, si yo fuera tú, aprovecharía eso. Puedes decir que sólo lo ves como un amigo, pero nadie te creería eso -acusó.

-Tampoco dije eso. -Fue mi turno de levantar una ceja. Él pareció sorprendido por mi respuesta.

-¿A qué te refieres?

-Dije que somos amigos, no que sólo lo veía como un amigo. -Marcus abrió los ojos de par en par y boqueó un par de veces.

-¡Estás admitiendo que te gusta! -Tenía un plan, lo molestaría un poco. Sólo un poco. Me encogí de hombros y asentí-. Esto debe saberlo Owen. -Me miró extrañado cuando me eché a reír.

-No le dirás nada -aseguré.

-¿Qué te hace pensar eso? -Me desafió. Me encogí de hombros.

-Es sencillo, Owen y tú son algo así como rivales amistosos, sé que no le facilitarías así las cosas o, ¿me equivoco? ¿Lo ayudarás acaso? -Lo reté. Me miró con el ceño fruncido.

-Ustedes son tal para cual, les encanta arruinar la diversión. -Bufó molesto. Solté una carcajada y escuché la puerta delantera abrirse. Owen me sonrió desde la entrada, llevaba una camisa a cuadros rojos y negros y lentes obscuros.

-¿Me perdí de algo? -Curioseó mientras se quitaba los lentes.

-En absoluto, viejo. -Marcus gruñó de mala gana y se fue a seguir practicando con su batería. Me eché a reír, lo que no pareció gustarle al jefe. Me miró interrogante.

-Diferencia de opiniones -expliqué sencillamente, él levantó una ceja-. ¿Qué haremos hoy? -Él me ignoró pero sonrió.

-¿Debería preocuparme?

-En absoluto. -Le sonreí. Él se acercó a mí y besó mi mejilla, la cual se volvió roja de inmediato.

-Hola -dijo en voz baja-. ¿Sería tonto si te digo que te extrañé?

-Muy tonto, de hecho. -Me apené. Él rió.

-¿Quieres ir a la bahía? -Ofreció. Ésta se encontraba bastante cerca del club.

-Seguro, hoy no tengo muchas ganas de escribir canciones -confesé. Asintió y lo seguí hasta la puerta.

-Nos veremos por la noche, Marcus. -Se despidió y comenzamos a caminar hacia la bahía. Owen estaba muy sonriente, la verdad es que yo también me sentía bien, incluso caminaba con pequeños saltos. Sí, sé que soy patética e infantil, pero es difícil esconder cuando te sientes bien, o al menos a mí me parece difícil esconder cuando me siento bien. No dije feliz, sólo bien. No sé como hay personas que lo ocultan o lo disimulan, deben tener problemas mentales o algo.

-¿Estás de humor para un juego? -soltó de pronto.

-¿Juego? ¿Qué clase de juego? -Me interesé.

-Preguntas y respuestas. Ya sabes, para conocernos mejor. -Propuso. Me encogí de hombros.

-¿Por qué no? Me gustan los juegos. -Sonreí-. ¿Alguna regla o restricción? -Él negó con la cabeza.

-Ninguna restricción, pero a cambio de la libertad de preguntar lo que quieras, estás obligado a responder con la verdad siempre y no evadir ninguna pregunta.

-Me parece justo, ahora sabes más cosas de mí de las que deberías, así que está bien. -Ambos reímos-. ¿Quieres comenzar?

-Las damas primero. -Invitó.

-Justo por eso, ¿quieres comenzar? -Rompió a reír.

-Vale, tú ganas esta vez. ¿Prometes contestar con la verdad? -cuestionó mirándome con sus enormes ojos grises, demonios, eran lindos.

-Lo prometo -respondí con solemnidad-. Suéltalo.

-Vale, ¿fue Lyschko tu primer novio? -Joder, este juego sería interesante.

Geckos y VikingosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora