-¡Bebe, bebe, bebe, bebe! -Joder, ésta chica era perfecta-. ¡Venga! ¡Un trago más! -Hanna tomó el vaso con ambas manos, y terminó la malteada de un sólo golpe-. ¡Siiiiii! -Levanté las manos en un gesto de victoria mientras ella azotaba la copa contra la mesa, y después llevaba sus manos a su cabeza. Solté una carcajada, y la abracé.
-¡Auch! -Se quejó, masajeando sus sienes.
-¡Eres la mejor!
-Lo sé. -Soltó una risa ligera, lo que hizo que un rubio mechón rebelde cayera sobre su frente, y un adorable sonrojo cubriera sus mejillas. ¡Por la rana René! La reina del drama era absolutamente hermosa-. No sabía que podía hacer eso.
-Eso es porque nunca te has llevado a ti misma al límite. -Carraspeé y me alejé ligeramente al darme cuenta de que estaba casi babeando sobre ella.
-Es que sólo a ti se te ocurre llevarme a ese tipo de límites. -Se echó a reír.
-Oh, vamos, fue divertido. -Asintió. En ese momento llegó la mesera con nuestras ordenes, una hamburguesa con queso y una malteada de cereza para ella, y una hamburguesa jumbo, una orden de alitas de pollo, papas fritas, y una orden de aros de cebolla para mí. Aunque comenzaba a dudar de mi elección acerca de los aros de cebolla. Joder, extrañaba mi cepillo de dientes.
-¿En qué universo ésto es una hamburguesa sencilla? -La señaló sorprendida. Levanté una ceja.
-A mí me parece que luce deliciosa. -Me confundí. Primer strike: No debí haberla traído aquí.
-¡Oh, sí! No me refiero a eso. -Una risita escapó de sus labios-. Pero es gigante, creo que es del tamaño de mi cabeza. -Segundo strike: Ahora ella pensaría que yo podría comer todo ésto, y de paso, una vaca también.
-No tienes que terminarla si no quieres. -Llevé mi mano detrás de mi cabeza.
-No es eso, está bien. -Sonrió-. Es sólo que quería empezar a cuidar más lo que como. -Se apenó.
-Lo siento, pudiste decírmelo, y te hubiera llevado a comer algo para conejos. -Me disculpé. Ella soltó una carcajada.
-Me encantan las hamburguesas, Josh, no te preocupes, en verdad. -Sonreí, pero me encontraba demasiado cohibido como para poder comer algo. La rubia debió notarlo porque tomó MI hamburguesa y le dio una mordida colosal. Me enamoré en ese instante.
-Y a mí me encantan las chicas como tú. -Lo dije como si comentara que era un lindo día, pero ella tuvo problemas con la hamburguesa y comenzó a toser. Sonreí, pero la situación dejó de ser divertida cuando después de un minuto, la cara de Hanna se tornó roja y comenzó a hacer caras graciosas-. ¿Hanna? -Tercer strike: Casi matarla en la primera cita. Tomé su hombro y le tendí mi vaso de soda. Por fin pudo respirar, agitada, después de tomar un par de tragos-. ¿Estás bien? -Asintió.
-Sí, creo que olvidé respirar, de nuevo. -Bromeó.
-Perdona, las personas suelen decirme que soy muy directo, pero no puedo evitarlo. -Me encogí de hombros-. Las palabras simplemente salen de mi boca, mamá solía decirme que si no tenía nada lindo que decir era mejor quedarme callado, pero no entiendo por qué a las personas les incomoda que diga cosas agradables. -Me disculpé-. Estoy hablando demasiado, ¿no? -La hermana de mi mejor amiga rompió a reír.
-Un poco. -Admitió-. Quizá no están acostumbradas, pero te aseguro que eso es algo bueno, es una de las cosas que me gustan de ti. -Reí, nervioso.
-Ésta es la Hanna audaz que conozco. Ya sabía que era raro que actuaras tan tímida.
-Soy ambas en realidad, pero es fácil notar cuando puedes manejarlo y cuando no. -Levantó una ceja. ¿Me estaba desafiando?
-Yo siempre puedo manejarlo. -Aseguré.
-¿Ah, sí? Entonces, ¿por qué tu rostro está tan rojo como tu cabello? -Fruncí el ceño-. Touché. -Devolvió, empatando el punto que yo había anotado en su habitación.
-Eres una pequeña tramposa. -Me quejé, riendo. El insistente sonido de mi celular, informándome que tenía un nuevo mensaje, interrumpió mis pensamientos. Eso me extrañó, yo jamás recibía mensajes, pasaba mucho tiempo haciendo y recibiendo llamadas, pero no era fanático de los textos.
-Por supuesto que no, yo siempre juego limpio. -Se jactó. Miré distraído el nuevo mensaje, pero mi expresión cambió de inmediato en cuanto lo leí-. ¿Josh? ¿Pasa algo?
"De: Bombón.
Te necesito YA. Frente a la tienda de música.No le digas a Jesse."
¿Qué? Salté inmediatamente de mi asiento, asustado. Algo iba muy mal, Kahli jamás me había mandado algo así.
Jamás.
-Hanna, lo siento mucho, pero tengo que irme. -Saqué varios billetes de mi cartera (Estaba seguro de que era mucho más dinero de lo que debía pagar) y los puse sobre la mesa. Pude ver la expresión desencantada de mi cita, pero nada me haría quedarme-. No lo haría si no fuera una emergencia.
-¿Está todo bien? -Se preocupó. Dudé un instante sobre contarle o no, pero el mensaje lo dejaba todo claro, no le digas a Jesse, si Jesse no podía enterarse, era más que obvio que nadie más debía saberlo.
-Sí, nada malo, no te preocupes. -Acaricie su rostro-. Hiciste que mi día fuera perfecto, prometo que te compensaré. -Hanna sonrió con tristeza, así que sin pensarlo demasiado, me incliné sobre sus labios y la besé suavemente. Ella abrió los ojos, sorprendida, pero en seguida sus labios se amoldaron a los míos-. Hace mucho que quería hacer eso. -Confesé al separarme, besé su frente y salí corriendo del lugar, dejándola perpleja.
Subí a mi camioneta de un salto, inquieto, y me puse en marcha lo más rápido que pude.
Mierda, esperaba que Kahli se encontrara bien.
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¡Hola!
Éste es el primer capítulo de Josh que escribo, así que espero que les haya gustado :) Al menos las cosas entre ellos dos prometen hahaha
Éste capítulo está dedicado a Nitta_dgc10 :3 estuve esperando para dedicarte uno que no te hiciera sufrir xD Muchas gracias por tu entusiasmo y por ponerte al corriente con la historia :3
¡Nos leeremos después!
All Köoper
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Geckos y Vikingos
RomanceElla en el mundo del hockey y él, dueño de un exitoso bar. Kahli pasa el tiempo rodeada de chicos y siendo la líder de su equipo de hockey, los "Geckos", hasta que conoce al jefe vikingo, quién de alguna forma la obliga a mostrarse como realmente...