Geckos y Vikingos

Jesse - Capítulo 7: Jarko.

-Era mi mejor amigo. -Conté. Ni siquiera sabía por qué le estaba diciendo esto-. Vivía en una casa que estaba justo frente a la mía. Crecimos juntos, la idea de crear un equipo de hockey fue de él.

-¿De quién? -El vikingo me miraba con el ceño fruncido.

-De Jarko. El creó a los Blue Geckos. Todo el mundo lo amaba, era el mejor jugador, el mejor estudiante, y el mejor amigo que pudieras imaginar.

-¿Era? -Preguntó. Claramente no entendía por qué hablábamos de él. Un nudo se formó en mi garganta y respiré profundamente.

-Fuimos a la pista, a entrenar. A Jarko nunca le gustó usar casco, pero el entrenador nos obligaba a usarlo. Aprovechamos que ese día se había retrasado, para jugar sin reglas, ni protecciones. -No podía seguir. Estaba seguro de que si lo hacía, iba a romper a llorar y no quería eso, pero sabía que debía terminar la historia. Me sentí tan impotente. Me era difícil creer que aún después de tanto tiempo, no pudiera aceptarlo. Respiré un par de veces, y esperé un poco antes de continuar-. Él se cayó. Fue culpa de un estúpido tropiezo. Nunca lo había visto caer, ni siquiera en medio de un partido. Intentó mantener el equilibrio, pero fue inútil. Aún recuerdo el sonido que provocó su cabeza al golpear el hielo, y me dan escalofríos. -El vikingo frunció el ceño-. Se puso de pie, y dijo que no había pasado nada. Salió de la pista caminando, y el entrenador, que en ese momento hizo su aparición, lo mandó a casa.

-Hay más, ¿verdad? -Me preguntó. Mi respiración se aceleró, y apreté los puños.

-Al día siguiente, cuando fui a buscarlo a su casa, no estaba. -Las lágrimas que había luchado por contener, salieron sin dificultad alguna en ese momento-. Había perdido el conocimiento, y sus padres lo llevaron al hospital... Murió dos días después, de un derrame cerebral. -Mi voz se quebró.