Owen - Capítulo 13: Confrontación.

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-¡¿Cómo que no puedo pasar?! ¡Estamos hablando de mi novia! -Rugí. Eso no era del todo cierto, pero ellos no tenían por qué saberlo.

-Por favor, espere sólo unos minutos. Con media hora bastará. El doctor necesita revisarla, y no podrá hacerlo si usted no se calma. -Intentaba tranquilizarme la enfermera que me impedía el paso, pero el que hablara con tanta serenidad sólo lograba molestarme más. En cuanto llegué a la sala de urgencias del hospital, me quitaron a Kahli de los brazos y la condujeron por un pasillo al que no me dejaron pasar.

-¡¿Por qué no puedo estar presente?! ¡Sólo quiero saber si está bien! -La enfermera con cara de sapo decidió ignorarme, me dio la espalda y fue directo a la recepción. Aproveché que había dejado de bloquearme el paso y me adentré en el pasillo. Joder. Había cientos de habitaciones, ¿cómo saber en cual de todas se encontraba Kahli? Me giré para mirar al sapo con uniforme. Me sonreía con suficiencia, al parecer sólo había querido distraerme el tiempo necesario para perder de vista a mi chica. Muy astuta-. ¡No puede ser! -Gruñí. Golpeé la pared con todas mis fuerzas un par de veces. Debo aceptar me que encontraba asustado, esperaba que Kahli recuperara el sentido camino al hospital, pero no había sido así. ¡Estúpido hockey! ¡Estúpido bastardo! Pateé fuertemente la pared hasta que alguien sujetó mi brazo derecho, lenta pero firmemente.

-Basta. Eso no ayuda. -Miré molesto a la lagartija. ¿Quién se creía?-. ¿Llamaste a sus padres? -Preguntó, justo cuando iba a dejarle en claro que él no iba a decirme que hacer. Negué con la cabeza. Sacó su celular y marcó. Me quedé mirándolo como un imbécil, pero la verdad no podía creer que estuviera tan tranquilo.

-Hola, señor. -Su expresión era indescifrable. ¿Acaso no era su mejor amiga quien estaba herida?-. No realmente. Kahli se lastimó jugando, la trajimos al hospital. -Explicó con calma al tiempo que me daba la espalda-. Sí, no me moveré de aquí. Nos vemos. -Bufé. Me irritaba su madurez. Respiré y llevé mis manos a mis sienes. Debía mantener la calma al igual que...

-¿Dónde está? -Se giró para mirarme. Su cara estaba esculpida en piedra, pero una expresión de total dolor se mostraba en ella. La cambió en seguida al darse cuenta de que lo miraba. A pesar de que esa era la reacción que hubiera esperado en un principio, me sorprendió verlo de esa manera.

-No lo sé. Se la llevaron en cuanto la traje. La están revisando. -Expliqué.

-¿Dijeron cuanto tiempo debíamos esperar? -No había reparado en su acompañante hasta que me habló. Era un chico castaño que yo había visto con anterioridad en la pista.

-La enfermera dijo que media hora. -Comuniqué.

-Sus padres están lejos, llegarán en un par de horas -dijo Jesse. Su amigo le lanzó una mochila.

-Tiempo suficiente para vernos presentables. -No me había dado cuenta de que estaban desnudos de la cintura para arriba hasta que comenzaron a vestirse.

-¡Joder! Olvide mis converse en la pista. -Gruñó la lagartija mayor. Me distrajo el sonido de mi celular en mi bolsillo. Era Marcus.

-¿Marcus? -Me alejé un poco de mis improvisados acompañantes antes de contestar.

-¡Hey! ¿Qué hay de nuevo, viejo? Los chicos y yo llevamos un buen rato esperándote. Maxi quiere que estés aquí cuando comencemos a tocar. ¿Tardarás demasiado? -Suspiré.

-No, Marcus yo, no creo poder ir al club esta noche. -La linea se quedó en silencio unos momentos.

-¿Bromeas? Eres el último vikingo del que hubiera esperado oír esas palabras. Eres el único que viene cada noche. Sin falta. ¿Está todo bien? -Marcus sonaba preocupado. Eso era algo que no se veía todos los días.

Geckos y VikingosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora