Geckos y Vikingos

Capítulo 2: Información útil.

Bien, me llamo Kahli Scoffield. 

Extrañamente vivo en una pequeña y poco interesante ciudad, tengo 18 años, y una vida muy común. Vivo con mis padres y tengo dos hermanos, Hanna, mi muy molesta hermana mayor, y Gerry, mi hermanito pequeño.

Soy alta, aunque delgada, lo cual no es bueno para el hockey, pero aún así me las arreglo bastante bien, y soy una de las mejores jugadoras de mi liga, es cierto que no estoy muy conforme con mi apariencia pero, ¿quién lo está? Vale, quizá Hanna lo esté, pero volviendo a mí, lo único que me gusta de mi persona son mis ojos, son grandes y de un azul casi gélido, al igual que los de papá y Gerry.

Como decía, mi vida es aburrida, asisto a una escuela aburrida, con personas aburridas, y mis calificaciones siempre podrían ser mejores.

El verano acababa de comenzar y para mi mala suerte, mis amigos se habían ido de campamento dejándonos a Dann y a mí solos. Sí, me han escuchado bien, dije amigos, en masculino. Y sí, como seguro suponen, lidero un grupo formado sólo por hombres.

Porque sólo la maravillosa Kahli podría guiarlos.

En total somos cinco: Los Geckos, Dann y yo.

En ese momento, Jesse, Josh y Andrew, Andy para nosotros, se encontraban en Rumania, en un campamento de verano para jugadores de hockey, sólo para chicos, al cual claramente no me estaba permitido el acceso, y al que Dann no pudo asistir por estar castigado, ya que el muy mal amigo había reprobado mates, lo que lo ponía en una situación peor que la mía, porque además de haberse perdido el campamento, debía asistir a clases durante el verano para aprobar. 

Mala suerte para él... y para mí también. 

Sin los chicos me quedaría aburrida en casa el verano entero, los Geckos regresarían unas semanas antes de que comenzaran las clases, eso significaba que no habría más reuniones en casa de Dann para ver el hockey, ni siquiera tendríamos esos partidos amateur que solíamos disputar con los chicos de la escuela, y adiós a las noches de videojuegos en casa de Jesse.

Pensé que las vacaciones serían tranquilas, y ahora me encontraba hasta el cuello de problemas gracias a las habladurías de Dann, y sobre todo, gracias a los estúpidos Bulldogs.

En mi escuela había cierta pandilla de chicos tontos queriendo parecer rudos. Estos chicos eran en verdad patéticos, pero eran excelentes en el hockey sobre hielo, es por eso que siempre habíamos tenido problemas entre nosotros, porque a pesar de que no lo hacían nada mal, no eran tan buenos como nosotros, y no soportaban estar a nuestra sombra. Incluso habíamos tenido peleas concluidas en golpes, y los habíamos aplastado en todas y cada una de ellas. 

Las personas siempre se la pasan diciendo que ese no es el comportamiento adecuado para una señorita y demás, pero la verdad es que no me importa, ellos lo merecen, siempre hacen todo lo que está a su alcance para ganarse el ser golpeados.

La última pelea tuvo lugar un día antes de la partida de los Geckos, y había sido grande. Los vencimos, pero al día siguiente, Dann y yo fuimos al aeropuerto a despedir a unos muy maltratados Geckos, con ojos morados y labios hinchados. 

Mi hermana había gritado como posesa al mirar mi labio sangrante, y ese día terminé prometiendo a mis padres que no les daría más problemas por lo que restaba del verano, incluido en eso, nada de peleas; Papá prometió que al próximo moretón me quitaría su apoyo financiero para mi auto.

Supo hacer su jugada, porque yo quería un Jeep con toda mi alma, así que lo prometí, pensé que podría mantener mi promesa por lo menos hasta que el verano llegara a su fin, pero Dann había cambiado seriamente mis planes.