Capítulo 11: Rubia irresponsable.

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Al llegar a casa, Gerry me esperaba en las escaleras de la entrada, miraba las flores del jardín, pero lucía triste. Al verme, una gran sonrisa se formó en su rostro y corrió a abrazarme, yo lo cargué y lo llené de besos.

—¡Kahli! ¡Qué bueno que llegaste! Papá y mamá salieron desde temprano. —Fruncí el ceño.

—¿En dónde está Hanna?

—Se fue poco después que ellos, me dijo que no le dijera a nadie, y que tú volverías enseguida, pero tardaste, y me sentí solo, así que decidí esperarte aquí. —Iba a asesinar a mi hermana.

—Gerry, no debiste salir de casa, es peligroso y lo sabes. —Le dije abrazándolo—. Ven, ¿qué te parece si me baño, me acompañas a mi partido, y de ahí vamos por una hamburguesa, eh?

—¡Eso sería genial!

—Vale, ve a cambiarte, ¿quieres? —No me respondió y entró corriendo a casa, lo miré embelesada, ése era el único hombre en el que estaba interesada, y sin duda daría mi vida por él.

Salí de mi casa con Gerry, le encantaba salir conmigo, y era feliz cuando lo llevaba a los partidos. No paró de sonreír durante todo el juego, y al terminar, fuimos a comer hamburguesas con Dann.

—En serio, deberíamos buscar un mejor equipo mientras los chicos no estén, difícilmente pudimos ganar, esos novatos no son nada sin nosotros. —Le dije a mi amigo.

—¡Son terribles! Parecen princesas —dijo antes de morder su hamburguesa y continuar con la boca llena de comida—. Habgando e pdincejas, ¿dodee dejadte ee vegtido? —Gerry lo miró con asombro y desagrado, yo reí.

—Mastica antes de hablar, Dann, eso es grotesco. —Él tragó lo que estaba masticando, y se rió.

—Preguntaba por tu vestido, ayer lucías mucho mejor. —Lo miré con desprecio—. Lo digo en serio Kahl, y tú lo sabes. —Volvió a su hamburguesa, y yo sólo sacudí la cabeza.

—Me hubiera gustado que hubiera servido de algo, eres un tonto, ¿no se te ocurrió darme la cámara antes de ir a bailar por ahí?

—Lo siento, pero sabes que a pesar de que no logramos nada, fue genial.

—No fue la mejor noche de mi vida, eso te lo puedo asegurar, pero creo que ahora, con la ayuda de Hanna, será más fácil. —Le contesté mientras limpiaba la cara de mi hermano con una servilleta—. Y creo que con algo de esfuerzo podría conseguir una entrevista con uno de los dueños. —Dann me miró extrañado.

—Y, ¿cómo harías eso? —Iba a contarle lo de Owen cuando mi celular comenzó a vibrar en mi mochila. Le hice una seña a Dann para que esperara y contesté, era Hanna.

—¡Estás en problemas, Barbie! ¡¿Cómo te atreves a dejar a Gerry solo?! ¿En qué estabas pensando?

¡¿Está contigo?! ¡Oh, Dios! ¡Me preocupé demasiado! ¿En dónde están?

—Sí, estamos en Loui's. ¿Por qué lo hiciste?

¡Perdóname, Kahl! No creí tardar, es sólo que tuve una emergencia. Espérenme ahí, voy para allá. —Las excusas de mi hermana eran taaan malas, miré distraída por todo el lugar esperando que dejara de hablar, una señora entró, y poco después, un hombre que sostenía la puerta para ella.

—No es necesario, Ha... —Oh, debo ser la persona menos afortunada del mundo. Seguro todos los dioses debían odiarme. El que sostenía la puerta para la señora, era el mismísimo Owen. ¡Por la rana René! ¿Qué se supone que haría ahora?

¿Kahli? ¿Estás ahí?

—Lo siento Hanna, debo irme, hablamos en la casa, ¿vale? ¡Adiós! —Le dije sin esperar respuesta y colgué. Mi hermano y Dann me miraban extrañados, pero yo no tenía tiempo para explicaciones—. Dann, debemos salir de aquí. —Él me miró como si me hubiera salido una segunda cabeza.

Geckos y VikingosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora