Once Upon A Time

Hermana mayor

Esta situación despertó algo en Zelena, un recuerdo.

Tiempo atrás, cuando ella no era más que una niña de unos doce años y Regina de unos siete años, vivían juntas.

Cora realmente no la abandonó al nacer, lo hizo más tarde.

Las dos niñas se criaron juntas hasta esa edad.

Rumpelstiltskin había hecho un trato con Cora que más tarde ella había cambiado, así que el hechicero no podría llevarse a Zelena.
Pero él estaba enfadado, y no podía dejar que se salieran con la suya, así que echó un pequeño maleficio sobre el bebé.

Jamás sería una niña normal, la envidia y el odio se apoderarian de ella, haciendo que se volviera verde.

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Pasaron los años y Zelena creció como una niña normal, gentil y bella.

Pero en su doceavo cumpleaños, la niña se enfadó y sin querer rompió un vaso con la mente.

La niña, asustada, corrió a encerrarse en la habitación que compartía con su hermana, Regina.

No comprendía lo que le pasaba, sin querer hizo que todas las puertas comenzaran a abrirse y cerrarse solas, los cristales de las ventanas petaron y apareció una mancha verde sobre su mano y su cuello.

-¿Zelena?- Se arrimó Regina a la puerta de su habitación.

-Vete, Regina, vete de aquí.- Pidió la niña. -No quiero hacerte daño.-

-No lo harás, eres mí hermana...- Abrió la puerta. -No pasa nada.-

-No te acerques...- Advirtió. -Soy un monstruo...-

-¿Pero qué dices?- Sonrió Regina. -Eres mí hermana, jamás te veré como un monstruo.-

Al darle la mano, Zelena se calmó y las puertas pararon.

-¿Lo ves?- Rió. -Mientras estemos juntas todo irá bien.-

Durante unos días todo fue bien, Zelena tenía unos guantes verdes y le regaló unos iguales pero en rojos a Regina. Así cada vez que se pusieran los guantes, recordarían que nunca estarían solas.

Pero entonces fue a peor.

Cora descubrió lo que le pasaba a su hija cuando vio una mancha verdosa en su piel.

-¿Qué es esto?- Se enfadó.

-¡Madre, me hacéis daño!- Dijo cuando Cora le apretó la mano.

-¿Por qué me lo has ocultado? ¡Responde!-

El viento comenzó a soplar más fuertemente y Regina vino corriendo.
-¿Qué ocurre?- Se asustó.

-¡Atrás!- La frenó Cora. -¡No te acerques a ella!-

-Regina...-Sollozó Zelena. -Por favor...- Le tendió su mano. -Coge mí mano.-

Un rayo partió el árbol de manzanas verdes que había cerca de la casa y un tornado pareció acercarse.

-¡No, Regina!- Ordenó Cora agarrandola. -¡Es un monstruo! ¡Tal y como Rumpelstiltskin dijo!-

-¡Regina por favor!- Suplicó. -Tengo miedo, coge mí mano.- Parecía que sus manos tenían electricidad por las chispas que saltaban.
-Ayúdame, tu dijiste que no nos pasaría nada mientras estuviéramos juntas, que nunca me verías como a un monstruo.-

Regina estaba muy asustada, solo tenía seis años. Quiso ayudar a su hermana, pero no se atrevía.

-Por favor...eres mí hermana...-