Once Upon A Time

Eclipse

Regina estaba atrapada en un sueño que acabaría al amanecer, pero parecía tan real...
Podía ver cosas aún cerrando los ojos con todas sus fuerzas. Escuchaba y sentía todo lo que veía.

-¡Ahh!- Gritó artinconada contra la pared de la esquina mientras se tapaba los oídos con los brazos. -¡Basta!-

La alcaldesa había hechizado su casa para que nadie pudiera entrar, pero Emma lo había hecho para insonorizarla.

°°°°°°°

-Venga, vamos...- Pidió Emily desde el abajo.

Habían como dos metros y medio de caída, pero no era para tanto.

-Vamos, nos van a pillar.- Insistió.

Zelena se lo pensó, pero finalmente saltó y detrás de ella fue Leo.

Los tres se fueron de allí.

°°

-Doctor Whale.- Vino una enfermera. -La paciente de la 348 ha desaparecido.-

-¿Desaparecido?- Dudó el hombre.

-Estaba todo listo para el traslado pero...- Explicó. -No ha podido soltarse sola, alguien ha tenido que ayudarla.-

-¿Que paciente?- Se inmiscuyó Robin.

-Zelena Mills.-

-Bueno...ya lo dejo en sus manos...- Se fue de allí corriendo.

°°

-Vamos...vamos...- Forzó la puerta del coche de Emma.

-¿Es esto una buena idea?- Pensó Leo.

-O esto o mi magia...- Siguió la chica. -Ya está. ¿Sabes conducir?-

La pelirroja negó con la cabeza.

-Vale...- Se metieron en el coche.

-¿Sabes conducir?- Se sorprendió el niño.

-Emma me enseñó.- Explicó. -Pero que nadie se lo diga a mi madre, ¿estamos?- Les dirigió una mirada.

Arrancaron el coche y condujeron hasta las afueras, dónde se encontraba la casa que Emma había hecho aparecer.

-Es aquí...- Se bajaron.

-Espero que mí tío nos encuentre...-

-Eh.- Apareció Emma. -¿Que hacéis aquí? ¿Es ese mi coche?-

-Em...- Dudó la niña. -Si...-

-Bueno...¿y puedo preguntar por qué?- La rubia vió a Zelena.

-Querían trasladarla a psiquiatría...- Explicó la joven. -Sin la firma de mi madre no...-

-Está bien...- La paró. -Suficiente...vamos adentro...-

-Espera...si tu estás aquí...- Pensó Emily. -¿Con quién está mi madre..?-

-...Necesitaba estar sola...-

-¿Sola? ¡Se va a matar!-

-No.- Aseguró la rubia. -Eso no va a pasar. Vamos adentro...-

-No, Emma.-

-Si.- Ordenó la mujer. -Ha protegido la casa con un hechizo de protección, nadie puede entrar.-

-No me vale...-

-Pues tendrá que valerte.- Pidió. -Si quiere estar sola...-

-¿Cuantas de las veces que dijiste que querías estar sola hablabas en serio?- Preguntó la niña y la rubia bajó la mirada.