Into the woods

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-Mira...- Advirtió el niño agachado tras las plantas.

Glinda había llegado al pueblo antes que ellos.

-De modo que todo aquel que ayude a los fugitivos, será castigado.- Amenazó. -Esos chicos no son buenos para nosotros, son cómplices del Mago, del farsante...-

Cuando la mujer se fue, los niños salieron.

Al explicarle a la gente la situación en la que se encontraba el reino, los aldeanos solo pensaron en una cosa, en ayudarlos.

-Necesitamos vuestra ayuda para vencer a Glinda y devolver la paz a Oz.- Explicó el niño.

-¿Y como estáis tan seguros de que eso funcionará?- Preguntó alguien.

-Porqué ella es la salvadora, y devolverá los finales felices.- Recordó. -No porque eso sea lo que dice el libro, sino porque eso es lo que ella quiere hacer.-

Emily lo miró. Se sentía presionada, pero eso la alivió un poco.

-De todas formas, nadie puede vencer a esa mujer, tiene todo un ejército a su disposición...- Aseguraron unos hombres.

-¿Y no podemos convencerlos para que se unan a nosotros?- Preguntó la niña.

-Ella los controla con su magia...-

-Pero tal vez podamos romper su magia...- Sugirió el chico.

Los aldeanos se miraron entre ellos.

-¿Qué?- Insistió la chica.

-Hay una...casa...- Explicó una mujer. -En el bosque... Pero es muy peligroso...-

-¿Qué hay en esa casa?- Preguntó el niño.

-Lo único que puede quitarle la magia a Glinda...- Continuó un hombre mayor.

Los chicos se miraron.

-¿Y dónde está?- Preguntó asustado.

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-¿Qué es lo que puede hacer ese collar?- Preguntó el Mago.

-Observa....-

Zelena se convirtió en una hormiga y escapó de la celda. Entonces se transformó en Glinda.

-¡Guardias!- Los llamó.

-¿Si?- Vinieron.

-¿Qué hace el prisionero aquí?- Se enfadó. -Creí haber pedido que lo llevaran a la celda de aislamiento.-

-Ohh lo siento...- Pidió el hombre abriendo la puerta con sus llaves.

-Ya lo llevo yo.- Aseguró. -No sois capaces de hacer nada a derechas...-

-Impresionante...- Admitió mientras se alejaban.

-Ya me darás las gracias luego...-

°°°°°°°°°°°°

-Es por ahí...- Señaló una mujer.

Emily miró el mapa y comenzó a caminar.
Llevaba dos trenzas que recogían su pelo y otro vestido blanco y amatillento algo más desgastado.

-¿De verdad vamos a hacerlo?- Preguntó Leo, rezagado. -Claro, ahora finje que no me escuchas...- La alcanzó.

-Es por aquí...- Pensó la niña al cabo de un rato perdidos.

-Yo creo que nos hemos perdido...-

-No, es por aquí.-

-No tiene pinta de haber casas por aquí...-

Once Upon A TimeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora