Once Upon A Time

Innocence

-¿Zelena?- Se extrañó Regina.

-Hola hermanita.- Rió sarcástica. -Un placer volver a verte...-

-¿Qué ocurre?- Se interesó la joven.

-Cora borró mí memoria.- Explicó. -También la suya...-

-Y me condenó... Te apropiaste de mí vida, ¡te lo dió todo!- Afirmó Zelena. -Yo debí haber sido la reina, pero hicisteis como si nunca hubiera existido.-

-Ella no era así.- Explicó Regina a la niña. -Rumpelstiltskin la hechizó, antes incluso de que naciera.-

-Y me abandonaste...- Reprochó Zelena. -Dijiste que siempre estaríamos juntas... Tu me convertiste en esto.-

-No era más que una niña...-

-Tiene que haber algún modo de arreglarlo...- Pensó Emily. -Estoy convencida de que Zelena sigue ahí dentro, está atrapada.-

-¿Qué?-

-Creo que está luchando contra la Bruja Mala...- Explicó la joven. -Creo que intentaba protegerme, temía hacerme daño, me dió tu corazón...-

-Emily, eso no tiene sentido...- Dijo la mujer. -No te acerques a ella.-

-Si, está luchando contra su propia envidia.- Insistió. -Creo que eso es lo que Rumpelstiltskin quería, convertirla en un monstruo. Zelena está luchando contra ese monstruo, pero no tiene tanto poder.-

-Gold es el más poderoso.-

-¡Ahhg!- Se doblegó Zelena.

Regina dejó de retenerla con su magia.

-¡No!- Gritó Zelena. -¿Qué has hecho?-
Lanzó a Regina contra la pared y se acercó a la niña.

-¡Emily!- Regina lanzó magia contra su hermana, pero esta creó una barrera.

Zelena estiró su cuelló hacía ambos lados como si acabara de despertar.

Emily sujetaba el corazón entre sus manos.
La joven sopló suavemente una magia de polvos azules y brillantes sobre el corazón verde.

-Ahh...- Retrocedió con la mano en el pecho.

La magia verde se desprendió de su corazón y se metió en un frasco.

Emily le metió el corazón en su sitio.

-Ahh...- Se doblegó y cayó al suelo.

Regina fue hasta la niña.

Zelena estaba temblando. Se levantó y miró sus manos. No eran verdes.
Se vio en el espejo.

Se tocó la cara casi sin creerlo. -Oh...- Sonrió.

Miró a su hermana y a su sobrina.

-Gracias...- Volvió a mirar sus manos. -Me habéis salvado...-

Emily sonrió.

-No.- La detuvo Regina.

-Mamá...-

-No te ofendas, Zelena, pero no.- Repitió. -No hasta estar seguros de lo que ha pasado.-

Zelena bajó la mirada melancólica.

-Mamá...- Insistió la niña.

-No, tiene razón...- Aseguró Zelena. -He hecho cosas horribles, no...no quiero hacer daño a nadie, es...es mejor así.- Entrechocó los chapines y desapareció en una nube verdosa.

-¡Tía Zelena!- Intentó detenerla. -Mamá...¿por qué has hecho eso?-

-Rumpelstiltskin le echó una maldición, seguro que lo hizo pensando que algo así podía pasar.- Explicó. -Quiero a mí hermana, pero no dejaré que te acerques a ella hasta estar seguros de que no quedan restos del maleficio.-