Another one bites the dust

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-Camelot, 4 semanas antes.-

Emily, apoyada sobre la ventana, observaba como todos abandonaban el castillo en busca de Emma.
Se despidió con la mano de su madre.

Aún recordaba aquella conversión con Robin. A él no le importaba arriesgar su cordura mental ante los poderes de Arturo, pero no quería poner a nadie en peligro, de modo que pensaron que si se trataba de un truco mental, tal vez pudieran romperlo con otro. Un secreto, un arma muy poderosa. Algo que nadie más supiera, algo importante. Confundir a la mente.

En condiciones normales, esas cosas le habrían encantado, pero con todo lo que estaba pasando...

-Ya se han ido...- Suspiró la chica mientras Leo cerraba la puerta con el cerrojo y bajaba la cerradura.

-¿Tienes las llaves?- Preguntó el chico.

Ella asintió y se las pasó.

El niño cerró el candado y cerró otro cerrojo.

-¿Hace falta tanta protección?-

-Aquí no puede entrar nadie.- Dijo él.

-Podría pararlos a todos con un giro de mi muñeca...- Se quejó.

-No puedes usar tu magia.- Recordó Leo.

-He dicho 'podría'...- Recalcó. -Oye, en cuanto a lo del otro día...-

-No tiene importancia.- La paró. -Fue...fue una tontería.-

-No, no lo fue. Sino la lágrima no habría funcionado.-

-¿Qué lágrima?- Roland se unió a la conversación.

-Ninguna, Rol.- Le cortó. -Vete a dormir o lo que sea...-

La joven frunció el ceño y cogió al pequeño que se abrazó a su cuello.

-Tu verás...- Advirtió. -No puedes dar la espalda a todos tus problemas...-

La chica volvió a asomar la vista por la ventana mientras Roland señalaba hacia las montañas.

-¿Hasta dónde llega Camelot?- Preguntó el niño.

-Hasta las nubes, ¿las ves?- Señaló la chica. -Cada mundo llega hasta donde la vista alcanza, por eso nunca puedes ver los límites.-

-¿Y cuando volveremos a casa? Echo de menos los helados que me compraba Regina...- Sonrió mirando a las nubes.

-Si...están buenos, ¿verdad?- Sonrió ella. -¿Te cuento un secreto? Yo también los echo de menos...-

°°°°°°°°°

-Yo voy contigo.- Dijo Robin.

-De eso nada.- Rebatió Arturo. -Ya hemos trazado un plan no puedes ir con ella, no estáis asignados en el mismo equipo.-

-Pues cambialo.- Sugirió Regina.

-No se puede cambiar...- Siguió el rey. -Tardariamos demasiado en volver a organizarlo todo. Tiempo que perderíamos en no encontrar al Ser Oscuro.-

-Sigue siendo nuestra hija...- Recordó Mary. -¿Podemos llamarla simplemente Emma?-

-...en encontrar a Emma...- Rectificó. -Vos venís conmigo.-

-Está bien.- Regina dió un paso alante, pero Robin la agarró del brazo.

-¿Vas a irte con él?- ¿Quién sabe qué cosas podría haberle hecho? Los dos solos en el bosque, Regina hechizada, todos hechizados...

-¿Dónde está el problema?- Se extrañó. -No me digas que estás celoso...-

-Regina, no puedes ir con él...- Murmuró.

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