The thief

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Regina llevaba su vestido/chaqueta/capa azul, le era muy cómodo a la hora de andar por la apertura delantera que le proporcionaba una mayor movilidad. Claro que eso no la había ayudado al caer al suelo.

-Puedo arreglarmelas sola.- Aseguró. -Y deja de mirarme de esa forma...-

-Como prefiera, pero me da la sensación de que está buscando a alguien, y nadie conoce este bosque mejor que yo.- Sonrió. -Mis hombres no andan muy lejos, si quiere podemos ayudarla...-

-No necesito su ayuda, y ahora vuelva a sus asuntos.- Siguió caminando, se paró y se giró hacia él. -Y ni se le ocurra seguirme...-

-Jamás pensaría en tal cosa.-

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Regina siguió caminando con la esperanza de encontrar pistas que le indicaran donde estaba Emma, o tal vez encontrar a Rumpelstiltskin, eso si que sería bueno, arrancarle el corazón y obligarle a romper el hechizo y llevarlos hasta Emma para poder demostrar su inocencia.

Se paró y inspiró profundamente. Tenía que tranquilizarse...no podía volver a caer en esas venganzas y todo...por culpa de Rumpel... Ya la había convertido en un monstruo una vez, no volvería a pasar.

Escuchó un ruido, como si una rama se partiera. Era muy hábil detectando cuando alguien la seguía.
El ruido volvió a escucharse más fuerte y más cerca.

La mujer se dio la vuelta sobresaltada.
-¿Quién anda ahí?-

Alguien salió de entre los arbustos y ella pensó lanzarle una bola de fuego.

-Whoa...- Se echó para atrás. -Yo preguntaría antes de atacar...- Aconsejó Robin.

-¿Pero qué?- Se enfadó. -¿Tu otra vez? Te dije que que podía hacerlo sola.-

-No lo dudo, pero si queréis encontrar a ese alguien lo antes posible me necesitáis.- Se acercó ella. -Estoy a vuestro servicio, milady.-

-Si no me vas a dejar, más te vale no ser un estorbo.- Advirtió ella. -Te quedarás detrás y no dirás nada.- Empezó a caminar.

El hombre sonrió y fue tras ella.
-Aún no me habéis dicho vuestro nombre...-

-Y no dirás nada.- Ordenó sin parar.

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Ya había amanecido, pero apenas se notaban los rayos de luz.
Caminaban por el bosque.

-Será mejor que paremos unos minutos.- Decidió la mujer sentándose en una roca.

-Iríamos más rápido si hubiera traído a mis hombres.- Aseguró él. -Son buenos rastreado.- Se sentó junto a ella.

-¿Y a quién buscamos?- Preguntó.

-...buscamos a una mujer, creo que Rumpelstiltskin la ha hechizado y ahora todos me culpan a mi.- Explicó.

-Oh...lo siento...¿una amiga?-

-Algo parecido, es una larga historia...- Decidió no revelar información sobre Blancanieves porque eso la delataria como reina malvada. -¿Y qué es eso de tus hombres? ¿Esque posees una especie de ejército o algo así?-

-No sé si habrás oído hablar de nosotros, vamos de reino en reino robando a los ricos para dárselo a los pobres.- Explicó él.

-Ósea que eres un ladrón...- Ocultó su sonrisa.

-Puede que no en el más extricto sentido de la palabra...- Rió. -¿Y qué hacía una mujer como vos por aqui?-

-Intento buscar una forma de salir de este mundo...tengo que encontrar a mí hija...-

-Los niños son complicados.- Afirmó. -Ellos no entienden de intenciones, solo de quién está a su lado...-

-¿Tienes hijos?-

-Un hijo.- Dijo él. -Roland. Tiene seis años, y me ha dado parte de los mejores y peores momentos de mí vida...pero no lo cambiaría por nada... No me imagino la vida sin él, a veces es tan duro protegerlos...en algunas ocasiones solo te queda esperar que estén bien...-

-¿Y tu mujer?-

-Su madre, Marian, murió hace tiempo...- Explicó.

-Oh, lo siento... ¿Qué le pasó?-

-Fue culpa mia, ai no la hubiera dejado sola...- Pensó. -La Reina Malvada la encerró al pensar que sabía algo del paradero de Blancanieves y la ejecutaron.-

Regina guardó silencio. No podía decir nada. Otra víctima...y cuando ya estaba aprendiendo a vivir con ello, la Reina Malvada vuelve a hacer de las suyas.

-Pues lo siento mucho.- Dijo. -La Reina Malvada era una mujer cruel y vengativa que hizo daño a mucha gente.-

-¿Era?-

-Está muerta, la salvadora acabó con ella.-

-¿Y cuantos años tiene tú hija?-

-Catorce...acaba de cumplir catorce...- Respondió mirando al cielo. -Por lo que sé, está en Oz con mí hermana.-

-Estará bien...- Aseguró.

Regina asintió y se levantó. Entonces vio el tatuaje del león. Se quedó paralizada unos segundos.

-¿Estás bien?-

-Vamos, no hay tiempo que perder.-

Once Upon A TimeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora