Once Upon A Time

Bleed

El mundo se silenció y el tiempo paró.
Regina sintió como el acero penetraba en su ropa y quemaba su piel, rasgaba su cuerpo y cortaba su sangre. Se llevó un pedacito de si misma que sabía que necesitaría.

No sabía por qué estaba ahí, podría haber estado en el lugar equivocado en el momento equivocado, podía haber sido un accidente o haberse planeado, pero no. Estaba ahí sin ningún motivo aparente, porque algo en su interior le susurró que la niña no podía morir, que era importante mantenerla a salvo. Y por una vez, confío en sus instintos.

No se atrevió a respirar por miedo a sufrir más dolor, aún sabiendo que el daño ya estaba hecho.

Tragó saliva, dolida, sin atreverse a mirar la herida a la que, instintivamente, se había llebado la mano.

El silencio se rompió con un tono desesperado que casi no pudo escuchar, como si lo aplacaran con almohadas.

-¡Mamá!-

Dejó de pensar por un instante y cayó al suelo, sabiendo que, para ella, ya estaba todo perdido.