Past

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Regina Mills fue una niña normal, vivió en un reino mágico, en una casa a las afueras del lugar.

La joven de pálida tez, cabello negro y ojos de un café tan oscurecido que realmente podías perderte en ellos, tenía una madre algo peculiar, pues practicaba la magia negra.

En contadas ocasiones podía decidir por si misma, su madre, Cora, tenía planeado hasta el último segundo de su vida, sería reina y poderosa sin importar a que precio.

Si la chica trataba de desobedecer a su madre, esta la castigaba duramente haciendo daño a sus mascotas o amigos. Aisló a su hija del resto del mundo.

Lo único que entretenia a Regina era su fiel caballo, Rocinante.

-¡Yo no soy una princesa, madre!- Insistía la joven. -Esta no es la vida que yo quiero...-

-Mas yo sé que es lo mejor para ti. Algún día reinarás, Regina, y entonces nadie podrá decirte que es lo que debes hacer.-

Todos conocemos la trágica historia de amor entre Regina y Daniel, y como Cora le arrancó el corazón al único y verdadero amor de su hija delante de esta, y como a través de los años, Regina mantuvo su promesa de vengarse de Blancanieves por contarle a Cora lo que sentía por Daniel.

Pero puede que lo que muchos no sepan es que Daniel tenía una sobrina por asi llamarla, una niña de ojos tan claros como el cielo, piel de porcelana y cabello de chocolate ondulado. Una niña que conoció a Regina el día anterior a la muerte de Daniel, después de que su madre la prometiera al rey.

Era de madrugada cuando Regina y Daniel se encontraron en el prado.

-Debemos huir, Daniel.- Dijo Regina. -Mi madre quiere que me despose con el rey. Vamonos de aquí.- Pidió desesperada.

-No es tan fácil.- Dijo él. -Verás, hay algo que no te he contado.-

-¿Y qué es?- Preguntó Regina. -Puedes confiar en mi, vamos, ¿qué ocurre? Cuéntamelo.-

-Hace unos años yo vivía en el sur con mí tía, la que murió.- Explicó. -Ella tuvo una hija, pero por desgracia jamás conoció a su madre, pues ella murió en el parto...-

Regina se extrañó.

-Yo...sujeté al bebé entre mis brazos y...no pude abandonarla a su suerte en la aldea para que se criara como una niña huérfana...- Daniel se estresó.

-Daniel, está bien. ¿Qué pasó?- Preguntó Regina agarrando su mano.

Daniel suspiró y confesó que la niña vivía con él desde entonces.

-¿Como...como una hija?- La mujer quedó impactada. -Nunca me lo contaste...-

Estaba algo decepcionada, le dolió pensar que no confiaba en ella como para contarle la verdad.

Se dio la vuelta y apretó los labios tratando de pensar con claridad

-Pensé que te asustarías y me rechazarías...no quería perderte.- Dijo él.

-¿Que edad tiene?- Preguntó con la mano en el cuello.

-Cinco años.- Respondió.

-¿Cinco años?- Se volvió hacia él. -¿Has estado ocultandomelo durante cinco años?-

-Lo siento, ¿qué más puedo decir? No podía abandonarla.-

-Lo sé, eso es lo que me gusta de ti. Pero debiste contármelo.- Dijo ella con su mirada de chocolate caliente.

-¿Qué piensas hacer?- Se preocupó Daniel.

-Que venga con nosotros.-

-¿Estás segura?- Se sorprendió él.

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