A piece of art

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-Esta solía ser mí casa.- Afirmó el hombre.

-Felicidades.- Le cortó Vanessa. -Ahora es mía.-

-¿Y tu eres?-

La mujer pareció molesta.

-¿Cuanto tiempo llevas así?- Preguntó la niña.

-Oh...vaya...- Se acercó él.

Regina desconfío.

-La joven Emily...cuanto has crecido... No pude controlar su vida porque su madre era una semidiosa, y eso va en la sangre.- Siguió. -Los mortales no podemos dictar el destino de los dioses. Claro que ojalá lo hubiera sabido antes...-

-¿Nos conoces?- Preguntó Emma.

-Por supuesto, yo escribí vuestras historias.- Aseguró. -Tuve que parar cuando me encerraron, de modo que no pude propiciaros vuestros finales... felices...-

-¿Tu nos hiciste infelices?- Se molestó Regina.

-Oh...- Se acercó a ella. -La Reina Malvada...vaya...De todos los personajes de todos los cuentos que he escrito, tu eres la que sale peor parada...te han hecho sufrir, te lo han quitado todo... Pensé que así sería más atrayente para el lector...-

Regina le aguantó la mirada y apretó los puños.
Emily le cogió la mano.

El hombre lo vio. -Eso es nuevo.- Se extrañó. -Se supone que nadie iba a quererla.-

Regina apartó a la niña y se interpuso.

-En fin...han cambiado tantas cosas... Es un honor conoceros.- Rió. -¿En qué puedo ayudaros?-

La mujer sacó una hoja arrugada de su chaqueta. -¿Qué es esto?-

El hombre miró la imagen de Robin y Regina besándose en el bar.

-Solo es un borrador...- Explicó. -De una historia que al final retiré...Pensé que la gente preferiría oír historias de dolor y oscuridad antes que de finales felices...-

-Y me convertiste en un monstruo...- Apretó los dientes.

-Bueno, para ser exactos, sólo convertí en un monstruo a Leopoldo.-

Se llevó tal puñetazo que cayó al suelo.

Emily se sobresaltó.

Emma y Vanessa quedaron atónitas.

-Quiere oscurecer nuestros corazones.- Advirtió Emma.

Regina se miró los nudillos. Se había hecho daño. Se giró hacia la chica y le pidió perdón.

Emily mantuvo la calma. -Se lo merecía...-

Emma y Vanessa se extrañaron.

-¿Que quieres decir con que se lo merecía?- Preguntó la rubia.

La niña supo que había metido la pata y calló bajando la mirada.

-Responde a la pregunta.- Remarcó la alcaldesa.

La joven trató de subir la mirada. -¿Recuerdas que te dije que probé una de las manzanas de la tía Zelena...?-

Regina se paralizó.

-Pues funcionó...-

La rubia se giró hacia Vanessa y volvió a mirar.

Apenas se paró a respirar y desapareció en una nube morada.

-¿Qué ha pasado?- Se preocupó Emma.

El autor rió.

-¿Y tu de qué te ríes?- Lo agarró Vanessa.

Once Upon A TimeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora