We're not safe

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-¡Abran la puerta!- Ordenaron unos soldados medio humanos medio cuervo aporreando la puerta.

-Vamos, tenéis que iros.- Pidió el Mago. -Si me encuentran aquí les diré que yo me escapé sin vuestra ayuda, podréis ganar tiempo.-

El hombre rompió las tablas de madera que bloqueaban las ventanas y les indicó la salida.

Leo salió primero y tendió su mano a la joven.

Echaron la puerta abajo antes de que Zelena saliera y los capturaron a ambos con algo de magia.

-¡Tía Zelena!- La llamó.

-¡Corred!- Ordenó la mujer.

-¡Ahí hay unos niños!- Se fijó un hombre.

-¡Vamos, Emily!- Tiró de ella.

Los dos niños corrieron por el bosque de Oz.

-¡Más rápido!- Advirtió el joven. -¡Nos pisan los talones!-

-¿Qué eran esas cosas?-

-¡Son soldados de Glinda!- Explicó el chico. -¡Tiene varios por todo Oz!-

-¿Y a dónde vamos?- Preguntó la chica.

-¡Tengo que llevarte al pueblo, allí estarás a salvo!- Respondió el joven.

Dos de los soldados cuervo de Glinda se acercaron y abrieron sus alas para atacar.

-¡Qué haces?- Se paró indecisa al ver que el chico sacaba su arco y sus flechas.

-¡Voy a entretenerlos!- Disparó unas cuantas flechas. -¡Vete, tu tienes que estar a salvo! ¡Sin ti estaremos todos perdidos!-

El chico se quedó sin flechas después de herir a uno de ellos.

-¡Corre!- Pidió él.

El animal lanzó al chico al suelo con su larga cola.

Emily permaneció inmóvil.

-¿Qué haces?- Preguntó aterrado.

La joven se concentró en su mano derecha.

-¡Corre!- Insistió cuando el ser se acercó a ella.

-Si hay algo que me ha enseñado mí madre,...- Se acercó. -...es que no tengo que correr de los monstruos, ellos tienen que correr de mi.- Lanzó una bola de fuego contra uno de ellos y el otro se fue volando.

-Vaya...gracias...- Dijo el chico. -¿Cómo has hecho eso?-

La joven respiraba agitadamente. -No lo sé, pero ha sido, sorprendentemente fácil...-

-Alucinante.-

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Volvieron a la cabaña para ver si aún seguían allí, pero se los habían llevado.

Leo cogió unas cuantas flechas más.

-¿A dónde crees que los han llevado?- Preguntó ella.

-Seguramente estén en el castillo de Glinda...- Pensó.

-¿Glinda tiene un castillo?-

-Si, vive allí.- Explicó. -A veces visita a sus hermanas en la torre, pero nada más.-

-Shh...- Pidió la chica.

-¿Qué?- Susurró.

La niña esperó, lo agarró de la camisa y lo agachó tras la pared de la cabaña.

-¿Qué?- Volvió a preguntar.

-Shh...- Le pegó un manotazo en el brazo.

El niño se asomó disimuladamente por la ventana.

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