Figth

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Emma se sentó junto a la niña en el hospital y le cogió la mano.

-No tenga muchas esperanzas...- Advirtió Whale. -No creo que se recupere.

-La esperanza es lo único que tenemos...- Señaló. -¿Qué diablos te pasa, Regina..?-

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-Ahg...- La morena cayó al suelo del parque.

¿Por que la había soltado?

Se sacudió la hierba de la ropa y decidió esconderse, ya que todos la creían culpable de asesinato.

Buscó a la sheriff para explicarle lo ocurrido, aunque no aguardaba esperanzas de que la creyera.

Pero Emma no estaba. Tampoco Emily.

Como última opción se le ocurrió mirar en el hospital, que era algo arriesgado, ya que había mucha gente y podían reconocerla.

-¿Emma?- Se preocupó. -¿Qué ha pasado?-

La rubia se levantó y la empujó al cuarto de limpieza.

-¡Swan!- La empotró contra unas estanterías metálicas que cayeron tirando todo lo que guardaban.

-¿Qué has hecho?- La sujetó y puso contra los armarios.

Se le clavó una de las manetas en la espalda. -¿De qué estás hablando? ¡Yo no he hecho nada! ¿Qué le habéis hecho a mí hija?-

-¡Se lo has hecho tu!- Reprochó enfadada. -¡Tu le has hecho eso y ahora se muere!-

-Yo no le haría daño...- Susurró.

-Regina, no te la mereces...- Aseguró. -Te enfadaste porque estaba con nosotros y le hiciste eso...-

-Emma, me he pasado tres días encerrada en un espejo.- Explicó. -Yo no he tenido nada que ver. A sido Sydney...-

-¡Deja de mentir! ¡Te vi, con mis propios ojos!-

-¡No era yo!- Insistió. -¿Crees que es la primera vez que Sydney se hace pasar por alguien? ¡Te dije que eran trucos de espejos! ¡Que iba a ir a por ella! ¡Tenias que vigilarla!- Se soltó. -No es mi culpa que esté así, es tuya. Te pedí que la protegieras, confié en ti...-

-No puedes estar encima de ella todo el día...- Excusó. -Y tu desapareciste sin dejar rastro...-

-Disculpa que me secuestraran, para mi tampoco fue agradable.- Tono irónico.

-Eso no importa.- Recordó. -Tenemos que salvarla.-

Abrieron la puerta y vieron una gran número de médicos y enfermeras.

La madre superiora también estaba allí, rezando.

¿Qué?

Bella le dió la espalda a la multitud y se apoyó en Rumpel, que la abrazó para consolarla.

Las dos mujeres se miraron y siguieron adelante.

Whale dejó pasar a la sheriff, pero no a la alcaldesa.

Retiraron la mascarilla de la cara de la chica y apagaron el aparato, que solo mostraba una línea continúa.

Emma sintió el peso en el alma. Era culpa suya.

-¡Noo!- Quedó atrapada entre los brazos del doctor que le impidió el paso. -¡Noo!-

La rubia pareció ignorar el llanto de su amiga, que se había quedado atrás y trataba de mantenerse en pie.

-¡Emily!-

Emma se acercó a la niña y no pudo evitar que se le escapara una lágrima. -Lo siento...-

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