Capítulo 2

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Y como dijo Devonne, Lola iba a ir a la casa de su tía y no importaba que diga nada. Siempre se hacía lo que decía Devonne. Sonrisa falsa en su cara y una buena actitud con todos, era su única opción. Iban en el auto que era manejado por Edgar, y Lola estaba en el asiento detrás de su madre mientras miraba hacia afuera de la ventanilla. No quería ir a la casa de la tía ya que su marido era un hombre de cuarenta años que para él era una chica tonta por leer libros, algo estúpido pero cada uno con su pensar. Y otro motivo era su prima que la trataba mal porque quería tratarla mal. Simplemente por eso.

-¿Por qué tienes esa cara? -preguntó Edgar mirando a su única hija por el espejo retrovisor.

-Porque es la única que tengo. -respondió ella sin mirar a sus padres.

-Oh, vamos Loly. Tienes respuestas mejores que esa. -se quejo Devonne. -Y quiero que no seas irrespetuosa en la casa de tu tía sino no vas a salir a ningún lado.

-¿Te comunico algo? -respondió con una pregunta. -No salgo a ningún lado porque no me gusta, creo que tendrías que saberlo como madre. -seguía sin mirar a sus padres, las casas que iban pasando.

-Me tiene cansada. -comentó Devonne a su marido.

-Tengo esta cara y oídos por los cuales te escucho, Devonne. -dijo Lola harta de escuchar a su madre.

Devonne no contestó nada y siguió hablando con su marido sobre algunos empleados de la empresa donde trabajan. Ellos eran anti-drogas. No le gustaban los empleados con problemas de adicción así que cada mes elegían al azar a un empleado o dos para hacerles un análisis de drogadicción y si daba positivo esa persona era echada.

Después de veinte minutos de viaje en auto, llegaron a la casa de Sandy, la hermana de Edgar. Entraron a la casa, y Lola saludo a su tía, el marido de ella que su nombre era Martín y a sus primas Hope y Grace. La castaña se sentó en el sillón individual para estar tranquila. Agarró su celular de su pantalón de jeans claro y empezó a leer un poco de A Tres Metros sobre el Cielo, una novela que le encanta leer siempre que esta aburrida. Era una historia de amor increíble. Un chico como Step era imposible de encontrar pero era perfecto de imaginar.

-Lola, deja el celular que es una falta de respeto. -habló Devonne sacando a su hija de su lectura.

-No estoy molestando. -se defendió ella.

-Es irrespetuoso. -contesó Devonne.

-¿Que estas haciendo? -preguntó Martín. -Si lees novelas, ya te dije que leer no te va a llevar a ningún lado.

-No es un taxi, es un libro. -contestó Lola haciendo reír a Grace, la más pequeña de las hijas de Sandy. -Y te aseguro que leer me va a hacer una gran persona la cual no voy a ser una mantenida por mi pareja. -atacó la castaña. Martín era mantenido por Sandy ya que no tenía trabajo.

-¡Lola! -exclamó Edgar. -No seas maleducada.

Lola no dijo nada y volvió su mirada al celular para apagarlo y volver a guardarlo en su bolsillo. Miró a su papá pero este no la miró. Ya quería irse a su casa pero probablemente se queden hasta tarde, como siempre. No aguantaba ir a la casa de su tía porque no le gustaba estar ahí, no se sentía de ahí. Nadie la entendía a la joven. Y ella no era la oveja negra de la familia, simplemente era diferente a Hope o a Sabrina. Ella era más del tipo de quedarse en casa, no salir y leer un libro o ver una película, no pretendía más. No molestaba, ni pedía plata por eso trabajaba cuidando a algunos pequeños vecinos que tenía en la cuadra de su casa. Para tener diecisiete años era muy madura.

Cuando Lola quiso ir al baño, se levantó y se encaminó para las escaleras. Al terminar de subir los escalones se encontró con su prima Hope a mitad de camino. Agachó la cabeza y quiso seguir de largo pero la prima la agarró del brazo.

Prohibido [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora