La alarma empezó a sonar a las 6:30 de la mañana. Lola se tenía que levantar para ir al colegio pero no tenía ganas de levantarse. Quería seguir durmiendo ya que la noche anterior no había podido dormir bien por estar pensando en lo que discutió con Cameron. Había pensado y pensado, en todo. Siempre tenía algo para acercarse al él aunque había dicho que no se iba a acercar. Era inútil evitar el acercamiento cuando el destino estaba encaprichado en que se junten por una u otra razón.
Luego de poder dormir quince minutos más, se levantó de la cama. Entró al baño y prendió la ducha para poder bañarse. Luego de diez minutos, volvió a su habitación para ponerse el uniforme del colegio. Se hizo una cola cuando peino su pelo. Bajó a la cocina donde sus padres, la estaba esperando para el desayuno. Se sentó junto a sus padres después de saludarlos y empezó a desayunar en silencio mientras escuchaba a sus padres hablar sobre nada.
Ya eran las 7:25 así que fue a buscar su mochila porque era hora de que la lleven al colegio. Al bajar, no había nadie así que salió afuera. Cerró la puerta con su llave y se subió al auto de su papá. Edgar arrancó el auto y se fueron al colegio de Lola.
-Esta noche tenemos un cumpleaños. -informó Devonne.
-¿De quién? -preguntó Lola confundida.
-De Lorenzo.
-¿Tenemos que ir?
-Por supuesto, hija. Además Lorenzo nos invito. -habló Edgar.
-¿A qué hora?
-A las ocho saldremos de casa, no lo sé. No nos dio una hora exacta pero nos dijo que era a la noche. -respondió Devonne.
-Okay.
Lola no volvió a hablar. Pensó en Stefano y tal vez él podría ser su distracción durante las horas que este en el cumpleaños de Lorenzo. Llegaron al colegio de Lola, la joven se bajó del auto y entró. Ya era la hora de entrar. En el patio estaban todos los alumnos, lo que le pareció raro a Lola pero fue a la fila donde estaban sus compañeros. Se quedó parada ahí hasta que alguien le tocó la mano, se dio vuelta y vio a Stefano sonriendo.
-Hola. -él le dio un beso en la mejilla. -¿Cómo andas?
-Bien, ¿y tú?
-Bien. ¿Por qué se supone que estamos acá?
-No sé, recién acabo de llegar.
Stefano asintió y se acercó a un chico y le habló, luego el chico castaño le respondió. Stefano volvió en toda su atención a Lola. Ella lo miró y él le regaló una sonrisa.
-La directora va a decir algo.
Lola asintió y dejó de mirarlo. Él la ponía nerviosa con solo una mirada y un par de palabras dulces que a todas les gustaría que le digan pero ella era diferente, ella no quería que le digan nada dulce porque su vergüenza era mayor que nada. La directora del colegio entró al patio y se paró frente a los alumnos con su típico porte de elegancia y autoridad.
-Chicos, silencio por favor. -gritó la mujer. -Quiero decirles algo. En las próximas dos semanas no hay clases porque hay que hacer reformar urgentes. -algunos chicos y chicas aplaudieron y gritaron. -Bueno, no festejen tanto. Sus padres serán avisados. Digamos que hoy es su último días hasta dentro de dos semanas. Ahora por favor a sus aulas.
Todos los alumnos fueron a sus aulas empujandose unos a los otros. Lola y Stefano entraron a sus aulas y como nunca antes había pasado, Lola ya no estaba sentada sola. Ahora Stefano estaba a su lado. Ella estaba algo incómoda pero a la vez estaba tranquila porque el que estaba a su lado era Stefano, un chico dulce y bueno.