Capítulo 24

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La tarde había sido larga para el abogado, estuvo toda la tarde metido en su oficina trabajando en varios casos que tenía que para dentro de un mes. No había parado de pesar en esa pequeña y tranquila -si así se podía llamar- discusión con Lola. No estaba contento por discutir con ella siempre. Se sentía un idiota por pelear con una joven de diecisiete años. Pero Lola infligía algo en él que era imposible de adivinar qué era. Estaba abrumado por todo lo que vivía estando cerca de Lola pero sin embargo no podía alejarse cuando ella siempre estaba ahí.

Casi la había besado nuevamente. Estaba siendo irresponsable y eso no le agradaba mucho. No quería faltarle el respeto a las leyes que él tanto amaba. Pero tampoco podía hacer algo como para alejar a Lola de su lado. Tenía que hacer algo urgente. Había dejado en la nada la venta de una nueva casa. Se le hacía complicado volver a comprar una casa ya que no tenía mucha plata aunque vivía como él quería.

Dejó los papeles en la mesa de su escritorio y agarró otra carpeta donde tenía más hojas sobre ese caso. Las leyó algo más sobre eso pero ya se sentía cansado y decidió guardar todo. Cuando ya tenía todo ordenado como a él le gustaba, salió de la oficina.

-Ya te puedes ir a tu casa, yo me voy. -le dijo a su secretaria.

-Gracias, señor.

La secretaria lo miró con una sonrisa pero él la ignoro y fue al ascensor. Su secretaria seguía con la actitud de querer conquistarlo. El ascensor empezó a bajar hasta llegar a la planta baja, salió del estudio y fue a buscar su auto. Subió y empezó a manejar en dirección a su casa. Tenía la cena en la casa de sus padres y no tenía ganas de ir pero iba a ir porque no quería aguantar a su mamá con sus quejas de que él la olvidó. Al llegar a su casa, entró y dejó su maletín en el living. Fue a su habitación y agarró un boxer negro para ir a bañarse.

Llevó una toalla blanca y se fue al baño. Abrió la llave del agua fría y caliente y lo fue moderando hasta quedar entre medio de esas dos temperaturas opuestas. El agua caía sobre su nuca mientras pensaba en todo lo que estaba sucediendo es su vida. Sin que quisiese, una adolescente le descolocaba su mundo y se sentía confundido. Estaba enojado por estar así ya que sabía perfectamente que nunca haría nada malo con Lola aunque tenía esos momentos en los que tiraba todo por la borda.

Luego de unos minutos, salió de la ducha y secó cada parte de su cuerpo, se pusó el boxer y salió del baño. Fue a su habitación para cambiarse. Se puso un jeans oscuro con una remera gris y una campera de jeans. Se puso perfume y en el baño peino su pelo y salió así. Agarró las llaves del auto y de la casa y salió. Se metió en su auto y lo arrancó. Con un poco de música tranquila, llegó a la casa de sus padres a los veinte minutos.

Abrió la puerta de la casa con sus llaves y fue al living donde sabía que iba a estar su madre. Lauren estaba leyendo sola en el sillón, levantó la vista y sonrió automáticamente al ver a su primer hijo de pie en la sala.

-Mi amor.

Lauren se acercó a su hijo y lo abrazó, lo acarició y le tocó la panza. Lauren siempre había sido así con sus hijos aunque a Cameron le molestaba porque no le gustaba que lo traten así. Sacó las manos de su mamá y la llevó al sillón para sentarse junto a ella.

-¿Estás sola? -preguntó Cameron.

-Papá en su despacho, Drake habla con su amigo sobre un viaje y Martina con su hermoso celular y computadora sumergida en su mundo así que sí estoy sola aunque en la casa hay gente.

-Hablo con papá y vuelvo. -dijo Cameron y se fue con su papá después de ver suspirar a su mamá.

Cameron tocó la puerta del despacho de su papá y entró. Jeremy sonrió al ver a su hijo y se paro de la silla, ambos se abrazaron y cada uno se sentó. Cameron miró los papeles los cuales eran mucho y la curiosidad le ganó y preguntó:

Prohibido [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora