-Señorita usted no esta embarazada.
Todo el aire de los pulmones que tenía contenido Lola fue expulsado de una vez. La joven se sintió completamente aliviada porque dentro suyo no había nada. Todo estaba bien. No había bebé, no había nada. Agradeció a todas los ángeles que lo iluminaban. Lo último que deseaba era tener un hijo con Cameron. Eso sí sería cien por ciento problemas para él y para ella. Ella era muy joven y él era abogado. Todo podía salir mal si ella quedaba embarazada. Su cuerpo de alivió notoriamente y sus ojos se llenaron de lágrimas por no estar embarazada.
-Seguramente la corta duración de la menstruación es la poca alimentación. Esa puede ser una de las causantes. Otra causante puede ser que estés en un momento bajo de tu vida y sufras o tengas estrés por alguna razón. -dijo la mujer mirando a Lola. -Por lo que veo es un alivio no estar embarazada. -comentó la doctora.
-Lo es. -asintió Lola. -No solo porque soy joven.
-Y como eres joven, te recomiendo que te cuides y que tomes las pastillas. Te puedo hacer la receta siempre que se te termine la tableta.
-No es necesario que haga una. -dijo Lola mientras miraba a la doctora a punto de escribir una receta. -Ya no hay nada en mi vida. No volverá a pasar.
-¿Segura?
-Muy segura. -dijo Lola.
-Esta bien. Terminamos entonces.
Lola se paró junto a la doctora y esta última la acompañó a la puerta donde se saludaron con un beso. Devonne al ver salir a su hija, se paró rápidamente y miró a Lola.
-No.
Incluso el cuerpo de Devonne se vio aflojado al escuchar a su hija. Se sintió mucho mejor al saber que su hija no estaba embarazada de Cameron. Era un gran alivio para ambas el que ella no este embarazada. Devonne suspiró, estaba cansada y nerviosa por esos días que pasaron sin saber si Lola estaba o no embarazada. Había sido un gran estrés para ambas aquellos días. No podían parar en el futuro si Lola hubiese estado embarazada. Gracias al Cielo eso no sucedió.
-¿Vamos? -preguntó Devonne sin saber qué decir.
-Sí.
Madre e hija salieron de la clínica y fueron al estacionamiento donde Devonne dejó el auto. Subieron al auto y Devonne empezó a manejar mientras Lola miraba la ecografía donde no había nada. Estaba tranquila. No dejaba de pensar en lo que hubiese pasado si estado embarazada.
Jeremy.
Ese hombre podía destrozar a Cameron si ella estaba embarazada. Una parte de ella se alegro también por Cameron. Él no merecía estar así por culpa de su papá. Primero había sido liberado de sus propias actitudes de abogado pero todavía seguía preso por las actitudes de abogado de su papá. Negó con la cabeza y dejó de pensar en él. Ahora tenía que estar tranquila y dejar de pensar en Cameron. Ya nada de él había en su vida más que su corazón roto que lo seguía amando con cada pedazo de él.
Cuando el corazón amaba, amaba. No hay fuerza que luche contra el amor. Todos algún día caemos en él y aunque sea una mierda, hay que aceptarlo. Algunos son correspondidos, otros no, otros ni siquiera pueden estar juntos. Cada persona que ama tiene problemas aunque siempre que ama, ama de verdad. Existe la persona que no cree en el amor pero sabe, en el fondo, que algún día se va a encontrar con él y que ese día va a ser la misma Guerra Fría para ella.
-¿Qué más te dijo? -preguntó Devonne.
-Me dijo que el corto periodo puede ser que estoy comiendo mal o que estoy con mucho estrés o sufrimiento o algo así.