Lola no dijo nada y se acomodo el pelo. Empezó a caminar para ir a otras tiendas. Sintió los pasos de Drake detrás de ella. Paró en una tienda y vio una patente de auto pero con el nombre de Drake. Lo agarró y lo pagó para luego darselo a Drake quien estaba tecleaba en el celular.
-No, gracias.
-Oh, vamos, me regalaste este collar súper lindo. Quiero regalarte algo simple que tal vez no te guste.
-Me encanta, ¿sabes por qué? -Lola negó con la cabeza. -Porque fue, uno como este, el último regalo que me hizo mi abuela antes de morir.
Los ojos de Lola se llenaron de lágrimas por lo el pequeño relato de Drake quien también tenía emoción en sus ojos. Lola no se aguantó y abrazo a Drake quien la recibió con gusto.
-No doy más. -susurró Lola y Drake sintió que estaba llorando.
Drake agarró la mano de la joven y empezaron a caminar. Lola se limpio las lágrimas pero algunas más seguían cayendo. Llegaron a un banco donde ambos se sentaron y Drake volvió a abrazar a Lola quien seguía llorando en su hombro protector.
-Dime qué pasa.
-Me enamore de alguien que es un completo idiota. Me ilusionó y luego me dejó. -Lola se separó de Drake para hablar. -Me dijo que me quería, me lo decía siempre y resulta que de un día para otro me dejó sin nada más.
-¿Cómo se llama?
-Luke. -mintió Lola. Sabía que Drake no sabía sobre ella y su hermano. -Fue horrible todo. Y me duele mucho. Quiero seguir adelante pero no puedo. Es doloroso.
-Te entiendo. -Drake torció la boca. -No es lo mismo en tus ojos.
-¿Qué?
-No hay brillo en tus ojos. No hay esa gran luz que veía antes. Cada vez que te sonrojas no lo haces como era antes. Antes la timidez llegaba a tus ojos y ahora simplemente parece que te sonrojas porque sabes que es algo lindo lo que te digo. -Drake la miraba mientras ella miraba el piso. -Tus ojos ahora están hinchados y rojos por el llanto. Me gustaría conocer al idiota que hizo que unos hermosos ojos se apaguen. Quisiera conocerlo para golpearlo duro en la cara por imbécil. Porque una chica como tú es imposible de dejar. Eres la tranquilidad que algunas personas necesitamos.
»Tienes un espíritu tan lindo que quisiera tener a mi lado todo el día. No sé cuándo estarás lista pero te juro que ese día voy a estar detrás de la puerta con un gran ramo de rosas rojas. Y con mis mejores promesas para cumplirlas porque yo, Drake Windaham a pesar de que me guste el sexo también me gustas tú. Y tú y tu corazón, para mí, es más importante que un polvo de una noche.
Lola miró a Drake y no dijo nada, ni tampoco hizo nada. Era lo mejor quedarse así, uno mirando al otro. No quería hacer algo de lo que podía llegar a estar arrepentida más adelante o a los segundos. Drake también entendió que Lola no quería nada, solo quería un lugar donde llorar.
-No llores. -dijo Drake. -Una princesa como tú no merece a un estúpido como él.
-Supongo.
De repente el peluche de Peppa Pig fue arrebatado de las manos de Lola quien miró hacia el lugar donde un chico se lo llevó. Drake se paró y salió corriendo para tratar de alcanzarlo.
-Pequeña basura devuelve a Peppa Pig a mi cita. -le gritó al chico quien soltó el peluche y se fue corriendo.
Drake corrió hasta el peluche y corrió hasta Lola y se lo dio a ella quien estaba riendo. No podía creer que Drake siempre hacía cosas para hacerla sonreír. Él era un chico muy bueno y no había ninguna duda; lo quería mucho. No podía hacer nada para negarlo o evitarlo.