El miércoles había llegado una prima de Lola con quien se llevaba bien pero la veía poco. Era por parte de su mamá. Sabrina era una chica divertida y buena con algo de maldad divertida. Lola y Sabrina se llevaban muy bien aunque Sabrina era más del tipo de chicas como Hope; salía a fiestas, a clubes, tomaba alcohol. Y Lola un sábado prefería quedarse en su casa leyendo algún libro, viendo películas y ese tipo de cosa. Cuando Sabrina llegó, le hizo saber a su prima que el sábado saldrían. Lola se negó por completo a esa idea descabellada pero Devonne le dijo que iría. Lola puso la excusa de que era menor y no podía entrar a ningún boliche pero Sabrina le hizo saber que al lugar donde irían era propiedad del amigo de su padrastro y que conocía a los de seguridad. Ya no podía negarse así que estaba casi obligada a ir.
El sábado por la tarde, casi de noche, Lola estaba tirada en el sillón mirando una película tranquilamente cuando Sabrina se sentó a su lado.
-Nos vamos a las doce de acá. -le dijo la joven.
-No quiero ir Sabrina, yo no so...
-Chssst. -Sabrina levantó su dedo. -No tienes amigas, somos primas, quiero salir, tienes que conocer un boliche siendo menor de edad, tienes que portate mal una vez. Esos son mis argumentos. Hey Lolita, hey Lolita. -cantó Sabrina el tema de Lana del Rey. -Tu mamá te dejó, vamos a ir y punto. Ya tengo tu ropa en mi habitación así que ven.
Sabrina agarró la mano de Lola y se la llevó a su habitación. Cuando Lola vio al ropa abrió los ojos de la sorpresa. Una pollera negra y una remera del mismo color súper corta, según ella, estaban en la cama. Miró a Sabrina en busca de una respuesta pero la joven no dijo nada.
-Yo no me voy a poner eso.
-Sí te lo vas a poner. -contestó Sabrina. -No es tan corto como crees.
-No quiero salir, entiende.
-Mmm, no me importa. Vas a salir conmigo un rato a divertirnos. Tienes que conocer un bar, un boliche. Y tal vez el pene de un chico pero eso queda en secreto. -Sabrina rió y luego sacó la lengua.
-No haré nada de eso.
-Pero vamos a ir.
Lola miró a su prima, no quería ir pero su mamá le dijo que vaya, su prima le insistía y sin saber por qué Cameron vino a su mente y creyendo que él podría verla como más adulta si sabía que iba a un boliche.
-Está bien. -aceptó recibiendo un grito eufórico de su prima.
Lola rió mirando sus dedos que jugaban entre sí. Sabrina salió de la habitación y Lola fue a fijarse por la ventana el patio de Cameron. El abogado estaba en su patio mientras se ejercitaba. Lola prestó atención a cada movimientos del su vecino. Estaba golpeando al aire, respiraba rápidamente como si estuviera agitado, en su remera se notaba lo mojado de su transpiración. Era un hombre atractivo, no lo podía negar pero un hombre como él jamás le prestaría atención a alguien como ella.
-Yo le doy y no un consejo. -Sabrina apareció de la nada. -¿Sabes su nombre?
-No te pases. -dijo Lola más enojada de lo que esperaba.
-¿Te gusta?
-¿Qué? No. Basta. -tartamudeo Lola. -No seas así, Sabrina.
-¡Te gusta! -gritó Sabrina pareciendo emocionada.
-No... No, nada que ver, Sabrina. -pareció dudar pero después de todo no mentía.
-Siento que voy a morir, Lolita. ¡Te gusta alguien!
-No me gusta Cameron. Él no se fijaría en mí nunca. -Lola se sentó en la cama. -Así que por favor no digas cosas tontas.
-Que te guste a ti no significa que se pueda fijar en ti. -aclaró Sabrina. -Son dos cosas diferentes. -Lola no dijo nada. -En fin, me voy a bañar. Vete a tu habitación, Lolita.