Lola abrió los ojos y se encontró en la habitación del hotel, sola. Se sentó en la cama tapando su cuerpo desnudo y miró a su alrededor y no vio a Cameron. Sacó la sábana desarmando la cama y fue al baño con la sábana envuelta en su cuerpo y tampoco encontró a Cameron. Fue al living y en ese lugar tampoco estaba. De la mesa de luz agarró su celular y lo llamó pero el celular de Cameron estaba en el living. Se molesto mucho al no verlo.
A los pocos minutos, el abogado entró a la habitación tranquilamente. Lola sonrió al verlo al igual que él al verla a ella. Cameron de acercó a Lola y le dio un beso en los labios mientras la agarraba de la cintura.
-Buen día.
-Buen día.
-¿Cómo despertaste? -preguntó él.
-Acostada.
-Pero mira qué graciosa que esta la chica. -dijo Cameron sonriendo. -¿Y si te hago cosquillas?
-No, por favor.
Cameron sonrió y le hizo cosquillas a Lola quien pudo aferrarse bien a la sábana para poder correr en la habitación mientras Cameron la perseguía. Iban corriendo alrededor del sillón y riendo como adolescentes jugando. Cameron iba para la derecha y Lola iba a su derecha para escapar. Pero Cameron hizo un movimiento rápido y agarró a Lola.
Ella lo miró suplicando que no le haga cosquillas. Él la acostó en el sillón la empezó a besar en los labios. Lola aceptó el beso; siempre se daba por vencida ante él. Cameron tenía cierto poder en ella el cual a Lola no le molestaba. Ella se dejaba controlar por sus sentimientos.
-¿Le dijiste a tus padres que vas a volver tarde? -preguntó Cameron. -Quiero toda la tarde para nosotros.
-Les dije. -confirmó Lola. -¿Qué vamos a hacer?
-Tú te vas a cambiar ahora porque si te sacó la sábana te hago el amor en el sillón. -Lola se ruborizo.
Cameron salió de arriba de Lola luego de darle un beso para que ella vaya a cambiarse. Lola agarró su mochila que estaba en la silla de la habitación y fue al baño. Se puso su ropa interior y abrió la mochila que tenía una remera azul, un shorts fucsia con el borde blanco y unas botas marrones. Se puso la ropa y después de lavarse la cara, salió de la habitación y fue al living donde estaba Cameron esperando por ella. El abogado tenía una jeans con una camisa blanca remangadas. Realmente estaba hermoso.
-¿Desayunamos acá o afuera? -le preguntó Cameron.
-Acá.
(...)
El desayuno que pidió Cameron llegó a lo pocos minutos. Se sentaron en la silla, uno al lado del otro. El desayuno tenía café, medialunas, frutas, yogurt de frutilla, galletas dulces y saladas, jugo de naranja, cereales y más cosas que a Lola le molestaba.
-Somos dos y traen desayuno para veinte. -dijo la adolescente. -Y después lo tiran y hay personas que tienen hambre afuera.
-Tal vez se lo dan, no lo sabemos. -dijo Cameron riendo por el leve enojo de su chica.
-Cuando era chica y venía a hoteles con mis papás, le pregunté dónde quedaba toda la comida que sobraba y me dijeron que la tiraban.
-No podemos hacer nada.
-Sí podemos.
-No sugieras nada, Lola. Tenemos poco tiempo.
-Qué mala persona que eres. -se quejó ella.
-Bueno, vamos a darle de comer a los demás por horas y volvamos a casa y no disfrutemos de nada. -dijo Cameron molesto.
-Pero...