Capítulo 74

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Lola corrió a su casa llorando. Estaba feliz y ahora Cameron se había ido; la había dejado. Después de haber estado casi tres semanas juntos. El día que había empezado siendo perfecto gracias a que la universidad la había aceptado y había obtenido la beca, se convirtió en una completa mierda. La persona que más quería en el mundo se había ido por culpa de su miedo y por ser un gran cobarde. No podía entender a Cameron.

Por las noches le juraba amor eterno y luego, de la nada, inesperadamente, se iba del país. Se sentía como una idiota al creer cada mentira que Cameron le decía. Era una idiota por confiar en el amor que tenía Cameron por ella, si es que de verdad ese amor existió alguna vez. No sabía si todo lo que le dijo él alguna vez fue de verdad.

Las lágrimas seguían cayendo de sus ojos. Le había dicho que sin ella nada tenía sentido. Ahora esas palabras no tenían sentido. ¿Por qué le había mentido? Se sentía como una idiota que había caído en el amor de alguien que no sentía nada por ella. Solo había sido un juego.

Estaba odiando a Cameron y a Jeremy. Aquel hombre era como Lucifer. Era realmente malvado. No dejaba que nadie sea feliz. Ni sus hijos. ¿Qué le pasaba a ese hombre? Tenía un corazón horrible y lleno de maldad y rencor.

La puerta se abrió y Lola miró a su mamá quien no dudo en acercarse y la abrazo. Lola se escondio en el cuello de su mamá quien acaricio su cabello. No iba a ser como la primera vez que la vio llorar. No iba a sacarla de la habitación; ahora quería los brazos de su mamá para llorar tranquilamente sin que le diga algo.

Devonne abrazaba a su hija llorando mientras su corazón se quebraba por escuchar a su hija llorar. Se sentía como lo peor del mundo ver a su pequeño mundo llorar. Lola era su mundo, si ella estaba mal; Devonne estaba peor.

-¿Ese chico es Cameron, cierto? -preguntó Devonne.

Lola asintió y volvió a abrazar a su mamá. Realmente necesitaba esos abrazos que siempre le dieron amor real. Devonne hacia algunos días venía sospechando que su hija y su vecino eran algo más que solo vecinos. Con el transcurso de los días, su teoría fue tomando sentido. Hasta que una noche -dos noches antes de ese día- había escuchado la puerta de su casa abrirse y cerrarse. Salió rápido de la cama sabiendo que su marido no se iba a despertar y bajó corriendo las escaleras.

Desde las ventanas del living, que daban a la calle, vio a su hija caminar hacia la casa de Cameron y entrar. Ahí, parada en el living, se sintió una idiota por no darse cuenta lo que pasaba frente a sus ojos. Luego miles de preguntas llegaron a su cabeza pero decidió que lo mejor era volver a la cama y dejar todo como estaba. Si Lola no le decía nada, había una razón.

-Lo siento tanto no haber podido parar esto.

-Tú no tienes la culpa, mamá. Yo soy la idiota que creyó en sus palabras cuando eran todas mentiras. -habló Lola con cierto enojo en su voz.

-Yo tuve que avisarte de esto; de lo mucho que podías sufrir o ayudarte a que no te equivoques.

-Dicen que de los errores se aprende. -dijo Lola. -Voy a ser sabia entonces porque el mío fue un error grande. De esos errores con los que sabes que fueron errores pero a pesar de todo, siempre vas a tener los buenos momentos presentes.

-Loly, nunca supe qué decir cuando el corazón de mi mundo se rompa. No hay un libro que lo diga. -se lamentó Devonne. -Y ahora me duele que llores.

Prohibido [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora