Capítulo 41

13.2K 613 111
                                    

Lola abrió los ojos y se sintió incómoda por sentir algo sobre su cuerpo. Levantó la sábana y vio el brazo de Cameron rodeando su cintura. Una sonrisa escapó de su boca. Giró su cuerpo con cuidado de no despertarlo y lo observó.

Era hermoso. Realmente hermoso. Su nariz respingada, sus mejillas levemente rosadas, sus largas y arqueadas pestañas eran dignas de admirar como si ese hombre fuera un Dios griego. Un hombre que la tenía loca, en su poder.

Era imposible creer que estaba en la misma cama que él. Que él se haya atrevido a dormir con ella después de que siempre decía que nunca podrían estar juntos por las leyes. En ese momento pensó en que podrían darse una oportunidad para que puedan tener algo. Se acordó de Stefano y se sintió mal porque estaba contenta de estar en brazos de otro.

No tenía que pensar. Solo tenía que disfrutar el momento. Acaricio la mejilla de Cameron quien se movió solo un poco. Estaba relajado, se le notaba en la cara. Lola volvió a acariciar la mejilla de Cameron pero esta vez el abogado abrió los ojos.

Cameron miró a su alrededor y se encontró en su habitación junto a Lola a quien estaba abrazando. Recordó lo que había sucedido la noche anterior y se decepcionó de él. Sabía, mientras iba a la habitación, que lo que estaba haciendo estaba mal pero en ese momento ignoro cualquier tipo de cosas como las leyes y la vergüenza que su padre iba a sentir si se enteraba de esa noche donde durmieron juntos.

-Buen día. -dijo Lola sonriendo. Estaba hermosa.

Cameron salió de la cama sin saludar a Lola quien lo miró un poco sorprendida. Él se acercó a su armario y empezó a sacar algo de ropa. Lola esperaba a que diga algo pero él parecía que no quería hablar con nadie.

-Cameron...

-No empieces. -la interrumpió Cameron. -Sabemos que lo...

-Que paso esta mal, ¿no es así? -preguntó ella saliendo de la cama. -No empieces.

Cameron no dijo nada. Miraba a Lola quien estaba notoriamente enojada. Siempre iba a suceder lo mismo, una y otra vez. Cameron y Lola odiaban eso pero ninguno hacia nada para cambiar eso.

-Siempre me haces lo mismo. Pareces un nene.

-Estoy bajo presión. Tú nunca podrías entender nada.

-Entiendo. Entiendo que tú eres un maldito indeciso que solo hace que cuando me estoy recuperando, me atrapa y hace que caiga de nuevo en su telaraña de histeriqueo. -dijo Lola moviendo las manos. -Yo no quiero eso.

-Yo tampoco quiero tantas cosas pero sin embargo estoy acá tratando de ignorar ciertos sentimientos que no tienen aparecer.

-Hasta eres cobarde contigo mismo.

-Nunca vas a entender.

-Lo único que entiendo es que eres un idiota que dice que entre nosotros no puede pasar nada. Pero puedes venir y acostarte conmigo. ¿Para eso no existe la ley?

Cameron golpeó el armario con su mano. Estaba enojado. Lola tenía razón en lo que decía y él no podía decir que no. Estaba cansado de no poder hacer nada contra eso. No quería sufrir más por algo como eso. Se sentía un idiota y tal vez lo era. Pero esa parte que era un abogado súper responsable le decía que no podía estar con una menor de edad porque si pasaba algo, él sería lo peor del mundo.

-Lola, tú y yo ayer no hicimos nada. -dijo él incómodo.

-La ley dice que no puedes hacer ese tipo de cosas. ¿O es que solo eres abogado algunos momentos? -ella se acercó a él. Solo los separaba menos de un metro.

Prohibido [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora