Lola estaba apoyada en el tronco de un árbol, mirando a la nada. Miraba un punto fijo pero no sabía qué era. No le importaba. Se sentía sola y necesitaba salir a caminar un poco para distraerse. Necesitaba aire, salir de su casa. Todo le traía a Cameron a su mente, parecía que su casa estaba en su contra. No había nada que no se lo traiga a la mente. Le daba asco tener que recordarlo, ya no quería llorar. Quería que alguien venga y la abrace. Quería que Cameron vuelva con ella, lo necesitaba de vuelta. Había pasado diez días y todo seguía igual. Sintió la sombra de un cuerpo tapandole el sol. Elevó la mirada y vio a un chico.
-Hola.
-Hola. -dijo Lola con poca emoción.
-¿Te cuento algo?
-¿Qué?
-Estas en el lugar de mi cita.
-Qué suerte que la tengas.
-No es suerte, es valentía.
-¿Por qué los demás chicos son valientes y el que yo quiero es un completo cobarde? -preguntó Lola mientras el chico castaño se sentaba a su lado.
-Es la diversión de la vida. También tuve problemas para estar con esta chica e igual los voy a tener.
-Malísimo que estés viendo a alguien con novio.
-No es eso. Es peor.
-¿Quieres contarme? Es un placer escuchar otras historias de amor fallido que no sea la mía.
-Es complicado y absurdo.
-Bienvenido a mi grupo. Lo mío también es complicado y absurdo. -dijo Lola.
-¿Cómo te llamas?
-Trevor.
-Como el ex de Lucinda Price que murió.
-No sé quién es pero es lamentable que haya muerto.
-Hablo de un personaje de una saga que me gusta. -respondió Lola sonriendo. -Técnicamente no esta muerto porque no existe.
-Como toda lectora, quiere una historia de amor como la de sus libros.
-Termine tan sola como Molly Zane, otro personaje de Oscuros, en el día de San Valentín. -Lola torció la boca. -Ni uno como el de Roland. No, el mío es como el de Cam Briel; lo abandonaron en el altar.
-¿Te estabas por casar? -preguntó Trevor sorprendido.
-No. Me abandono por problemas. -dijo Lola. -Aunque en año nuevo me dijo que quería casarse conmigo más adelante. Cuando cumpla la mayoría de edad.
-Qué jodido que son algunos hombres. -dijo el chico mirando al frente como Lola.
-¿Cómo te llamas?
-Lola.
-Nunca en mi vida agarre un libro así que no sé quién se llama así que sea de libros.
-Yo tampoco.
Lola miró al chico y sonrió. Se sentía sola y ahora estaba al lado de alguien. Sabía que estaba mal hablar con alguien desconocido pero con ese chico se sentía a gusto. Aunque no de la manera de un nuevo chico en su vida como Cameron sino como un amigo nuevo.
-¿Por qué dices que tu historia es complicada y absurda? -preguntó Lola.
-Porque lo es. -respondió Trevor. -Ella tiene diecisiete años, yo veinte y su padre es un abogado obsesionado con las leyes. Estuve con ella mucho tiempo a escondidas. Pensé que era normal porque era la primera relacion de ella. Pero cuando nos pusimos de novio y le pedí que me presente a su familia como yo lo hice con la mía, ella me pidió tiempo. Acepte porque la amo. Pero el tiempo paso y ella seguía diciendo que espere. Me canse y cuando estábamos discutiendo por ese motivo me dijo que su papá era abogado y que yo para él era un violador así que teníamos que estar a escondidas hasta que ella cumpla los dieciocho.