Entré a casa sintiéndome agotada, yo no sabía qué estaba sucediendo porque soy ese tipo de persona que siempre está llena de energía, ahora he tenido un mal día y para empeorar las cosas que estoy en esa época del mes. Cuando llegué a casa puse las llaves sobre la mesa y me fui directamente a mi habitación, tan pronto cómo llegué me dejé caer en la cama y no pasó mucho tiempo hasta que mis ojos se cerraron, obligándome a dormir, como ya he dicho, yo estaba agotada.
Me desperté sintiéndome enferma, pude sentir oleadas de dolor a cruzar mi estómago.
— ¿Qué está sucediendo nena?, ¿Estás bien?— Tan rápido cómo oí la voz me di la vuelta para ver a mi novio, Niall, quien me miró con preocupación, así que sonreí para hacerle calmar.
—Nada bebé, sólo tengo un poco de cólicos. —, le dije. Él no parecía estar convencido, así que sonreí de nuevo, pero esta vez no tuve éxito, gracias a que una onda insoportable de dolor se apoderó de mí.
— ¿Estás seguro de que estás bien?— Dijo. —Te ves muy pálida, nena—
—Niall estoy bien, sólo estoy en ese tiempo insoportable del mes y tú sabes cómo funciona esa cosa para mí—, le dije tratando de sonar más convincente posible.
—Bebé te ves muy mal, ¿segura que es sólo eso? puedes decirme, — murmuró.
—Sí, Niall— Le dije. — Tienes que dejar de estar tan preocupado por esto... son sólo cólicos. — Dije levantando mi rostro de la almohada, que hasta ahora seguía ahí. Busqué a mi rubio, pero él no estaba más en la cama.
— ¿Niall?—, Le dije confundida.
—Sí nena estoy aquí—, dijo caminando a través de la puerta con un plato de galletas y una taza de té. —Me parece que esto le ayudará a mi princesa con sus cólicos—, dijo con una gran sonrisa, mientras que me sentaba en la cama.
—Hum... creo que voy a beber solamente el té, no estoy realmente hambrienta. — dije con una mega sonrisa plantada en el rostro. Más perfecto éste bebé no podía ser.
—Bueno, parece que yo voy a tener que comer todas las galletas—, dijo riendo.
Después de beber una taza de té y que Niall hubiese comido todas las galletas, me acosté y él hizo lo mismo. Colocó su mano en mi vientre y comenzó a darme masajes.
— ¿Esto ayuda, nena?— Susurró.
—Sí, mucho—, le dije. —Gracias por cuidar de mí, bebé—
—Para nada, esto y más— dijo. — Te amo. —
Lentamente mis ojos fueron vencidos por el sueño, y lo último que sentí fueron los labios de Niall colocarse sobre mi cabeza, en un dulce beso.