—Bueno, bueno, ¡mira esto! —escuché a mi novio decir desde el baño.
—¿Qué? —pregunté mientras entraba para verlo.
Estaba de pie frente a mí y de espaldas al espejo, su cabeza estaba girada de forma que alcanzaba a ver el reflejo de su cuerpo través de este. Mis ojos se abrieron y un grito ahogado salió de mis labios una vez que vi los largos y rojos rasguños en su espalda.
—¿¡Qué hiciste!?
—¿Qué hice? Más bien, ¿qué hiciste tú? —sonrió, dándose la vuelta para mirarme.
Los recuerdos de anoche pasaron por mi mente: gemidos, rasguños y tirones de pelo. Mierda. Eran muy buenos recuerdos, pero hoy estaríamos en la piscina con todos nuestros amigos. No tenía ninguna duda de que se burlarían de nosotros.
Mis ojos estaban muy abiertos y mis labios fruncidos mientras miraba por el espejo los arañazos que le había hecho.
Niall giró de nuevo su cabeza y comenzó a examinar con detalle los rasguños en su espalda. —Lo hizo la misma chica que me gritó anoche y me dijo que no le hiciera marcas. —se burló de mí, recordándome que la noche anterior lo regañé porque pretendía dejarme marcas sabiendo que hoy vendrían a pasar un rato en la piscina su grupo de amigos irlandeses.
—¿Te duele?
—Claro que sí. —asintió enfatizando sus palabras.
—Oh, ahora me siento realmente mal. Lo siento, bebé.
—No lo sientas. De hecho, me encanta. —sonrió con picardía. —Esto sólo me dice que soy bueno en la cama.
Dejé escapar un quejido, haciendo que mi barbilla cayera hacia la parte superior de mi pecho.
—Ven aquí, pequeño monstruo. —sonrió atrayéndome hacia él. Nos abrazamos y apoyé mi cabeza en su cálido y desnudo hombro.
—¿Puedes simplemente dejarte tu camisa puesta?
—Mm, mm. —negó con la cabeza. —No me quedaré con la camisa puesta, nena.
Dejé escapar otro suave quejido, mirándolo con mis ojos de súplica. —Por favor, Niall. Se van a burlar de mí.
—Amor, ¿sabes lo jodidamente incómodo que sería nadar con una camisa puesta?
Con pesar dejé caer mi cabeza sobre su pecho, sintiéndome derrotada y preparándome mentalmente para todo tipo de comentarios.
—Estarás bien. No van a decir nada. —me sonrió, pasando ambas manos arriba y abajo por mi espalda.
—Niall, son tus amigos, por supuesto que dirán algo. —lo miré con un poco de fastidio, aunque toda esta situación no estaría sucediendo si no fuera por mí culpa.
—No lo harán. No los dejaré. —se rió de mí. —Ahora vamos, pronto estarán aquí. —me dió unas palmaditas en el trasero antes de seguir arreglándose.
✨
Me recosté en una de las sillas junto a Laura y Natalia mientras hablábamos de cosas sin sentido. Algo me llamó la atención cuando escuché a Bressie gritar: —Woah, parece que alguien tuvo un poco de acción anoche.
Dirigiendo mi mirada hacia él, lo vi observando la espalda de Niall mientras salía de la piscina por los escalones. Sentí que mis mejillas se enrojecían inmediatamente.
—Oooh, —cantó Deo. — _______ se puso ruda.
—Oh, dios mío, cállense. —me quejé. Se podía escuchar la vergüenza en mi voz así como las risitas de todos ante mi reacción.
—¿Qué tienes como excusa? —Deo preguntó dirigiendose hacia mí.
—Nada en realidad.
Niall me miró con los ojos muy abiertos, —Ella me estaba gritando y diciéndome que no le dejara marcas y henos aquí.
Natalia se rió de mí y empujé su brazo suavemente.
—Es tu culpa. —señalé a mi novio mientras él tomaba un trago de cerveza.
—No fui yo el que hizo los rasguños, bonita. —me guiñó y sonrió coqueto.
Puse los ojos en blanco y traté de borrar la sonrisa avergonzada de mis labios cuando vi a Niall caminar hacia mí.
—Awww. —expresó al ver mis mejillas teñidas de un rojo brillante.
Se acostó encima de mí y unió nuestros labios, besándonos con sincronía, pasé mis dedos por su cabello mojado.
—Muy bien, aléjense el uno del otro. No quiero ver una repetición de anoche.
—Vete a la mierda, amigo. —dijo mi novio, dándome un último beso profundo antes de poner su cabeza en mi hombro y abrazarme más cerca.
Luego se sentó apoyando sus codos en las rodillas. Deo se rió y mencionó algo a lo que realmente no presté atención.
—Oh, dios mío, _______. Deo tiene razón. —Laura se incorporó un poco, estirando su mano para pasar los dedos por los rasguños. —Realmente te desataste.
Niall siseó, retrocediendo ante su toque: —¡Auch!, ten cuidado.
—Maldita sea, debe ser realmente bueno en la cama, ¿eh? —ella bromeó.
—¡Laura! —mis ojos se agrandaron mientras golpeaba suavemente su brazo.
—Estoy bromeando, estoy bromeando. —ella se rió.
Afortunadamente, la conversación del tema terminó rápidamente y pude relajarme de nuevo. Definitivamente no soy de las que comparten detalles sobre su vida sexual. Tal vez lo mencionaba de vez en cuando, pero prefería mantenerlo entre mi novio y yo.
Pronto llegó el momento de que todos se fueran. Después de despedirnos, caminamos de regreso a la piscina para comenzar a limpiar. Y una vez que terminamos todo, entramos a la casa y pusimos todas nuestras cosas en la mesa de la cocina.
—Espero que sepas que nunca más volveré a tener sexo contigo. —sonreí.
—Lo dudo. Probablemente lo haremos esta noche. —me miró enarcando una ceja, con una suave sonrisa en sus labios.
Se acercó a mí, rodeó mi cintura con sus brazos y me atrajo hacia él. Sonreí con grandeza y rodé mis ojos burlonamente.
Después Niall se inclinó y juntó nuestros labios. A medida que cada beso se volvía más y más necesitado, dejé que mi lengua explorara su boca y profundizara nuestros besos. Mis dedos tiraban de su cabello húmedo y dando un pequeño brinco coloqué mis piernas al rededor de su cadera, y el puso sus manos en mi trasero.
—Oh, mierda —gimió. —supongo que lo haremos ahora.