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Tire la puerta de un portazo, encogiéndome a la vez por el fuerte sonido. Débilmente oí Niall gritar: —¿Sydney? ¿Eres tú, bebé?—

Resoplé tratando de quitarme los zapatos de tacón y dije en voz alta,— Sí, soy yo.

Conseguí sacar un pie de mi tacón alto. Con casi lágrimas inundando mis ojos por el estrés— Woah, ¿tu azotaste la puerta?— Preguntó Niall mirándome divertido. Yo sólo rodé los ojos y obtuve sacar ni segundo pie.— O sea qué, ¿puedo considerar que mi princesa tuvo un mal día?— Dijo Niall, mientras que agarraba mi mano y tiraba de mí más cerca de él.

Me sujetó contra la pared y al besar mi cuello, susurró,— Apuesto a que puedo ayudarte mejor el día— Lo sentí presionarse contra mí y pude sentir su bulto.

— Niall lo siento, pero no estoy sinceramente en el estado de ánimo en este momento. ¿Podemos hacer esto después?— cómo respuesta me dio un puchero y yo negué con la cabeza para irme a tomar una ducha y después ir a la cama.

A la mañana siguiente, me desperté en los brazos de Niall. Sonreí para mí al oír los ronquidos leves que me brinadaba mi novio. Me decidí a ir al baño para empezar a prepararme para otro día en el trabajo.Me encanta sufrir.

Mientras yo me estaba cambiando, me di cuenta de que tal vez Niall tenía razón, y que necesitaba un poco de sexo para sentirme mejor acerca de todo el estrés del trabajo.

Decidí que se la devolvería a Niall, salí del cuarto de baño sólo en mi ropa interior y me arrastré a la cama, para colocarme a horcajadas sobre él, empecé a besar su pecho y sonreí porque su falta de camisa hizo todo más fácil. Lo sentí agitarse por debajo de mí.

Mordiendo su lóbulo de la oreja suavemente susurré, — Despierta, bebé dormilón.

Sus ojos parpadearon lentamente hasta quedar abiertos. Cuando me vio, empecé a mover mis caderas a lo largo de él. Se rió un poco y dijo: — Bueno creo que tenemos un problema— pensé que estaba hablando de su tema mañanero que tenía de vez en cuando así que dije:

— No te preocupes de eso; Ni, estoy a punto de arreglarlo justo ahora.

Niall volvió a reír — No, no ese tipo de problema. Me refiero a que cada vez que estoy caliente; tu no lo estás y cada vez que estás caliente, yo no lo estoy.

Miré hacia él y empezamos a reír a carcajadas. Sabíamos que esto era un problema menor y que estaría de vuelta a la normalidad en poco tiempo. Pero algo sobre la situación era de risa para nosotros. Así que, Niall y yo nos sentamos en la cama, riéndonos de nuestra calentura no coordinada.

One Shots de Niall HoranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora