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Danna se sentó en el sofá, hojeando una revista. La televisión estaba sin sonido y dos tazas de té se enfriaban en la mesa.

Danna pasaba el tiempo, esperando a que Niall volviera de la habitación con una manta. Fue uno de sus días de descanso y estaban tomando el máximo provecho de eso. Después de unos minutos, Danna perdió la paciencia y tiró de ella hacia arriba fuera de la posición cómoda en la que estaba en el sofá para ir búsqueda de Niall.

Lo encontró en el cuarto de baño fuera de la habitación, y una cesta vacia en el mostrador, lo encontró con una botella de plástico en una mano, que sostuvo cerca de su cara para leer la información de ésta y acto seguido tiró de su cabello rubio; una clara señal de desesperación.

– Hey, ¿qué estás haciendo?–, Preguntó Danna, moviéndose a abrazar Niall desde atrás.

– ¿Qué es esto?–, Preguntó Niall sin darse la vuelta, se notaba la tensión en su voz.

– Píldoras

– Sé que son las píldoras.– Dijo, poniéndolos sobre el mostrador y volviéndose hacia la chica.

Ella se alejó de él, cuidadosa de su estado de ánimo. No era frecuente que Niall estuviera enojado, y cuando lo estaba, era impredecible.

A veces su ira se representaba por ondas de silencio, otras veces eran frases entrecortadas, e incluso en ocasiones raros eran los gritos de palabras incoherentes que coincide con su mente; pero eso lo hacía despejarse.

Ninguna de estas anteriores duraban tanto, y tan rápido cómo lo creyera, ya estaba de vuelta a su estado normal. Pero esto... esto era diferente. Esta vez su ira se notaba hasta por bajo de todo, Danna podía verlo allí, apenas conteniéndose.

– No estoy segura de lo que te tiene tan molesto.

– ¿Son estas pastillas para adelgazar?– Incrédulo, Niall cogió la botella y lo agitó en la cara Danna.

Decir que ella se sorprendió sería una subestimación. Niall nunca le prestó demasiada atención con sus cosas que ella guardaba en su cuarto de baño, sus comentarios habituales eran en su mayoría sobre las cremas, y el por qué nunca había comprendido los usos de todas ellas.

En primer lugar fue sorprendente que se haya encontrado con esta botella particular, y aún más sorprendente que estaba tan molesto por eso.

– ¡No claro que no! Son vitaminas.– Explicó Danna, quitándo la botella de las manos de Niall y apuntando a la etiqueta.

– ¿Estas segura? Ya no necesitas esa mierda, lo sabes. Si quieres perder peso, lo haré contigo. Incluso me voy a comer más de esas cosas de espinacas que cuelas en mis ensaladas todo el tiempo.

– Niall, no estoy tomando pastillas para adelgazar, no estoy interesada en perder peso.

– Está bien–, dijo Niall aliviado.– Quiero que estés bien con tu cuerpo. Sólo quiero que estés a salvo, que te sientas bien.

– Tengo al más perfecto irlandés que me ayudará con eso.– puso los ojos y besó la comisura de la boca. – ¿Podemos terminar nuestra película ahora? Tenemos toda la tarde para nosotros mismos, recuerda.

Danna se trasladó a los brazos de Niall, y él la envolvió en un abrazo, sintiéndose tonta y enamorada con él.

– Sí, podemos terminar la película. Voy a limpiar esto primero.– Niall alejó a Danna, diciéndole que la esperara en el sofá y se volvió hacia el desorden en el mostrador.

– Hey–, dijo deteniendo a la chica con su voz.

Danna, al dar la vuelta, lo vio con una caja en la mano.–Estos condones caducan pronto.

Sonriente, la chica se movió de nuevo al baño, tomando la caja de Niall y apretándose contra él. El chico tiro con más fuerza de ella, colocando las manos en su trasero.

– Ese desorden déjalo para después.– Danna murmuró en la boca de Niall mientras él la retiró del baño y se dirigía a su cama.

La preocupación quedó olvidada, la ira extinguido, y sólo estaba deseoso de poner sus manos sobre cada pulgada de la mujer que ama.

One Shots de Niall HoranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora