Recuerdo sentir las yemas de los dedos de Niall, frotando garabatos relajantes en mi espalda mientras me acurrucaba más en él antes de dormir. Tambien recuerdo el zumbido suave que tenían a mi oídos al sentir sus besitos en mi cabeza.
Pero cuando abrí los ojos; un par de horas después, me sorprendí al ver que Niall estaba aún completamente despierto mirando al techo con su mano todavía haciendo el patrón circular en mi espalda.
Solté un suspiro silencioso antes de que mis ojos se cerraran de nuevo, no planeaba seguir durmiendo pero lentamente sentía que volvía a relajarme.
—¿Cómo he tenido tanta suerte?
Noté por el modo en que su voz era incluso un susurro que él no tenía la intención de que lo escuchara hablar a solas. Mi recién prometido seguro no tenía idea de que estaba despierta.
—¿Quién pensaría que un tipo como yo tendría un ángel como tú?— Sonreí suavemente; al saber que él pensaba que estaba dormida por la forma en que su voz nunca fue por encima de un susurro.
Cerré los ojos lentamente y pude sentir de nuevo sus besos en mi cabeza; no dejaba de imaginar, que iba estar acurrucada a él de esta forma, el resto de mis días.