—Solo quiero ser la primera opción de alguien por una vez, ¿sabes?
Niall escuchó con paciencia las quejas de su mejor amiga. No era la primera vez que lo hacía. Verla salir con el chico equivocado había sucedido muchas veces antes y siempre terminaba de la misma manera: los dos sentados en su balcón bajo el cielo oscuro y una cerveza en la mano. Por supuesto, la primera vez que un chico le rompió el corazón tenían catorce años y la mejor respuesta que se le ocurrió en ese momento a su yo adolescente fue: "¿Quieres que lo golpeé por ti?"
A lo largo de los años terminó aprendiendo otras formas de hacerla sentir mejor y comprendió que cada vez que ella salía lastimada, a el también le dolía.
Incluso ahora, mirándola tomar un sorbo de cerveza y con las mejillas un poco húmedas por las lágrimas que había derramado con anterioridad, sintió que su corazón se partía un poco porque, aunque ella no tenía idea, su mejor amigo estaba tan enamorado de ella como para lidiar con cada idiota que dejaba entrar a su vida. Se frustraba y torturaba todos los días por no poder evitarlo pero hacer que ella se sintiera mejor aliviaba todo tipo de dolor.
Abrió la boca para hablar, pero no salió nada. Giró su cuerpo para enfrentar el de ella y se inclinó. Cuando lo miró a los ojos, Niall supo que cada discurso que se le ocurriera para decir no habría servido de mucho. Porque que nadie la quisiera no era un problema, ni mucho menos. Era la chica más guapa de todo el colegio y podría tener a cualquiera. Pero él no estaba en esa lista, y lo único que su cuerpo ansiaba era estar solo una pulgada más cerca, lo suficiente para que ella lo notora.
—Estás saliendo con los chicos equivocados, ¿por qué no puedes darte cuenta? —su honestidad combinada con un poco de molestia salieron disparadas en esas palabras antes de que pudiera detenerse a pensarlas. —Ninguno de los imbéciles con los que has salido siquiera te conocía bien. Si lo hubieran hecho, sabrían que no hay mujer en el mundo que pueda estar a tu altura. Y las cosas siempre terminarán así cuando te rehúses a ver que no te merecían en primer lugar. —suspiró con pesar. —Cariño, alguien que realmente esté enamorado de ti nunca te pondría en segundo lugar.
Niall suavizó su voz casi al final y se detuvo antes de decir que él nunca elegiría a nadie sobre ella. Observó la reacción de la chica, sus ojos brillantes parecían profundamente conmovidos por sus palabras y notó que sus labios eran una línea recta antes de hablar.
—Bueno, claramente no puedo hacer que nadie se enamore de mí de todos modos, así que, ¿cuál es el punto?
Sonaba como una niña y él sabía que esa noche ya habían tomado más cervezas de las que planeaban. El único momento en el que su obstinada e independiente mejor amiga se quejaba era cuando el alcoho invadía cada parte de su torrente sanguíneo. Sus labios se curvaron en una triste sonrisa y Niall sintió que en ese momento ya no iba a poder contenerlo más. Iba a arriesgarlo todo, y diría lo que había estado sintiendo durante años.
—Sabes que eso no es cierto. —Su voz salió segura de sí y enderezó su cuerpo un poco. Continuó hablando antes de que ella tuviera tiempo de contradecirlo de nuevo. —Sabes que no es cierto porque eres una de las personas más observadoras que he conocido y sabes cuál es la forma en la que te miro ahora.
Sus ojos se abrieron de sorpresa un poco mientras analizaba las palabras que le decía su mejor amigo, el chico estaba cabizbajo pero firme, tembloroso pero sin miedo a decir lo que sentía. Niall decidió sacarlo todo porque ya no había vuelta atrás de todos modos en este punto, carraspeó un poco mirando a sus desgatados Converse.
—La única razón por la que te estoy contando todo esto ahora mismo es porque haría cualquier cosa para que te sintieras mejor. Y tal vez sientas que nunca has sido la primera opción de alguien pero déjame decirte que estás equivocada. Siempre has sido mi primera opción, desde esa noche que salimos a escondidas para que pudieramos tirar huevos a la ventana de tu ex novio.
Niall sonrió levemente ante el recuerdo de sus padres castigándolos y diciéndoles que no podrían verse durante dos semanas. Respiró hondo y rió un poco aún mirando al suelo antes de terminar su discurso.
—Y sé muy bien que estoy metido hasta el fondo en la friendzone que ni siquiera intentaría cruzar la línea de sólo amigos. Solo necesitaba que supieras que vales mucho más de lo que piensas.
Su corazón le gritaba que la mirara a la cara, pero su mente sabía que no iba a poder lidiar con el rechazo que sus ojos le expresarían. Así que rápidamente se levantó y dejó la botella de cerveza en el suelo, sacudió un poco sus jeans intentando alejar con ello la vergüenza que sentía de haberse expuesto.
—Me iré ahora y mañana fingiremos que no he dicho nada, ¿de acuerdo?
Niall sintió un ligero toque en su codo que trataba de detenerlo y finalmente miró su rostro. Las lágrimas que salían despacio de sus ojos le hicieron entrar en pánico sintiendo que su respiración se aceleraba. De pronto la confusión lo invadió al verla sonreír levemente. Su corazón se detuvo cuando la escuchó hablar.
—No podré olvidar que lo dijiste, Niall. No quiero hacerlo.
Sus palabras le hicieron darse cuenta de que había arrojado por la ventana toda su amistad con esa confesión. La chica ahora se puso de pie y se acercó al nivel de sus ojos.
—Definitivamente no estás en la estúpida friendzone. Cada chico con el que he salido ha sido una distracción, una forma de olvidar lo que siento por ti y tratar de seguir adelante porque se supone que eres mi mejor amigo y se supone que no debería sentir que mi corazón se acelera cada vez que estás cerca. —admitió.
Niall mostró una sonrisa asimilando las palabras de su mejor amiga. Ella sentía lo mismo.
La sonrisa en su rostro se hizo tan grande que en realidad temió que le doliera la cara al día siguiente, pero ¿qué importa eso? Niall acomodó un poco su cuerpo para colocar su mano derecha en la cintura de la chica y la izquierda en su mejilla. Su pulgar trazó lentamente su pómulo al momento en que se inclinaba. Saboreó su aliento en sus labios y la mirada suave en sus ojos era justamente lo que Niall había imaginado y esperado que sucediera durante años. La chica envolvió sus brazos alrededor del cuello de Niall y su cuerpo se apretó más contra el suyo. La notó cerrando los párpados cuando sus labios estaban a un toque de distancia.
Él sonrió descaradamente y susurró contra sus labios: —Eres mi verdadero amor.
Eso la hizo sonreír cuando sus labios se tocaron por primera vez. Niall sintió que su cuerpo se estremecía y la mente se volvía borrosa dejando cualquier otro pensamiento atrás. Sinceramente no los necesitaba en ese momento. Ella siempre sería primero.