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— ¿Puedes pasarme esa camisa?,— Preguntó Niall.
Sin decir palabra, cogí mi camisa favorita color rojo y caminé por a lado de él. Resignado fue por la camisa y la colocó cuidadosamente con el resto de su ropa. Luego subió la cremallera de la maleta, la puso en el suelo, y se sentó en el borde de la cama, tirando de mí con él.
— Háblame,— me animó suavemente.
— No hay mucho que decir, Niall— dije, mirando nuestras manos entrelazadas.
Niall colocó sus manos a mi cara y se volvió un poco para mirarme a los ojos.
— ¿No tienes mucho que decirme durante los próximos ocho meses?— Tiré su mano de mi mejilla y la sostuve en la mía. Cerré los ojos y suspiré. ¿Cómo le digo todo lo que voy a decir a él a lo largo de ocho meses en tan sólo un par de frases? Más que eso, ¿cómo le digo que no quiero que se vaya?
— No sé qué decirte, Niall.—. Abrí los ojos y lo miré. Se veía tan ... tan honesto, tan vulnerable. Merecía saberlo.— Tengo miedo, Niall.—susurré.
No es lo que estaba en mi mente, pero era cierto. Él parecía confundido por mi respuesta.
— ¿De que tienes miedo?— Su pulgar trazó círculos en mi mejilla. Era relajante, pero también doloroso, porque sabía que no sería capaz de sentir su toque mucho más tiempo. Tragué saliva y me apoyé en él, tomando su mano, y posándome sobre ella.
— Siento que voy a perderte.— admití.— Te vas a ir durante ocho meses, Niall. Eso es más que suficiente del tiempo que necesitas para olvidarme. Además, vas a ver miles de chicas en todo momento, en cualquier lugar al que vayas. Habrá tantas de ellas que te apuesto van a ser mucho más guapas que yo. Y sé que me vas a comparar con ellas, y te vas a encontrar a alguien mejor. No creo estar de acuerdo con eso.— suspiré. Bueno, le había dicho todo.
Niall envolvió sus brazos alrededor de mí y cayó de espaldas sobre la cama, conmigo encima de él.
— ¿Es que realmente te aterra eso?— preguntó en voz baja. Asentí con la cabeza contra su pecho. Sus manos se acercaron a la barbilla de mi cara y levante mi rostro para encontrarlo mirando fijamente a mis ojos, sus ojos se veían tan oscuros en el momento que casi parecían un zafiro.—¿Te das cuenta de lo ridículo me parece esto?— No le respondí porque sabía que él no estaba buscando una respuesta real.— De hecho, si no fuera tan ridículo, estaría riendo el culo ahora mismo.— Por ninguna razón en absoluto, me sonrojé.
Niall rodó lentamente, de modo que él se movía sobre mí. — Voy a extrañar esto.— Se inclinó y sus labios se movieron contra mis mejillas. Mi corazón latió con rapidez, y no se mantenía a un ritmo constante. Presionó su mano contra mi pecho, y yo sabía que él podía sentir mi corazón yendo cómo un loco, porque una sonrisa tierna se formó en sus labios. — No estoy seguro de si me podré ir y aguantar sin ti por tanto tiempo.
Antes de darme cuenta, mis brazos estaban alrededor de su cuello, acercándolo más a mí. Mis dedos se retorcieron en su cabello y sus labios tocaron los míos. Mi piel se encendió en llamas y me olvidé de lo que estábamos hablando. No me importa nada, más que la sensación de sus labios sobre los míos y nuestros cuerpos apretados. Lo sentí sonreír contra mi boca mientras tomaba su labio inferior entre los dientes y suavemente mordí en el. Se apartó y sentí sus labios contra mis párpados; el toque suave envió escalofríos por mi espalda.
— ¿De verdad crees que yo te voy a olvidar tan fácilmente?— Le oí preguntar. Abrí los ojos y lo encontré mirándome fijamente, su mirada tan suave, que mostraba adoración.
