Durante la entrevista.

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Por su propia salud mental, Thomas decide que es el momento de desconectar cuando sus mejillas alcanzan una temperatura que no puede ser sana para el ser humano. No sabe cómo interpretar las palabras de Dylan que están a punto de causarle una taquicardia importante.

Sube los ojos para verle ceder el micrófono a Ki. Los ojos pardos clavados en los suyos. 

Thomas traga saliva, incómodo y confundido. 

Así que no es de extrañar que cuando por fin termina se meta directamente en la furgoneta sin querer hablar con nadie. Sus amigos lo miran extrañados, pero el rubio es taciturno de por sí así que no le dan mayor importancia. Para ellos, todo ha ido como siempre. Y, en realidad, no se equivocan. Thomas es quien ha cambiado o, más bien, lo que siente. Y es la primera vez que Dylan le dice que le quiere después de darse cuenta de que está enamorado. Y ha dolido, mucho.

Cuando llegan al hotel no les da la oportunidad de interrogarlo, sino que se encierra en su habitación. Cuando cree que por fin puede respirar en paz... da un respingo cuando siente que alguien está tocando.

- Thomas, sé que estás ahí.

Va hasta la puerta y pone la mano sobre el picaporte.

- ¿Estás enfadado conmigo?

- Claro que no - responde, suave, pero lo suficiente alto para que Dylan lo escuche.

- ¿Entonces qué te pasa?

Thomas deja caer la mano y se apoya de espaldas, deslizándose hasta el suelo. Al otro lado, Dylan apoya su frente contra la puerta para tratar de oírlo mejor, para sentirlo más cerca.

- Está cambiando.

- ¿El qué?

- Nuestra relación, Dyl.

El corazón de Dylan se salta un latido y comienza a bombear apresurado. Siente la sangre lentamente acomodarse en sus mejillas y la ansiedad instalarse en su pecho.

- ¿A qué... a qué te refieres?

Thomas sube la mirada hasta el techo y las lágrimas se acumulan en sus ojos.

- Por favor, Dylan, por favor... no vuelvas a decirme que me quieres -hunde la cabeza entre sus rodillas, llorando.

- ¿Qué? ¿Por qué?

- Porque me lo terminaré creyendo.

- ¿Y por qué no ibas a hacerlo? Claro que te quiero, Thomas, eso es...

- No de esa manera, Dylan, no me quieres de la forma que necesito que lo hagas.

Se muerde el labio, nervioso, debe conseguir que Thomas le escuche.

- Ábreme, Tommy. Hablemos, por favor.

- No, Dylan, hoy no.

Se levanta del suelo y atraviesa la habitación hasta caer en la cama. Coge el iPod de la mesa de noche y se pone los auriculares con la música alta para no escuchar a Dylan llamándolo.

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Todas somos Kaya.

Todas somos Kaya

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Momentos [Dylmas]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora