(Si fuera más guapa y un poco más lista.
Si fuera especial, si fuera de revista Tendría el valor de cruzar el vagón
Y preguntarte quién eres).- ¡Espere! – grita un joven llegando al tren que está a punto de partir.
- Ya vamos a salir – dice el hombre que custodia la puerta por la que va a entrar.
- Lo sé, lamento la tardanza – contesta, ruborizado por la carrera.
Se sube deprisa al vagón de un tren en alguna recóndita estación.
No le hace falta moverse para buscarlo pues allí está, el chico de su vida con los dos amigos que siempre lo acompañan. Siempre callado al principio, mirando a través del cristal, con las gafas de montura negra que suelen resbalar traviesas hasta su nariz. Hasta que sus dos acompañantes despiertan y comienzan a hablar.
Como todos los días, Newt solo puede verlo de reojo, el moreno no suele devolverle la mirada, sus brillantes ojos pardos parecen mostrar desinterés.
El chico de rebeldes cabellos rubios se mueve incómodo en su sitio, colocándose el vaquero negro ceñido. Se quitó con suavidad el pañuelo que cubría su delicado cuello. Y después de pensarlo otra vez... Soltó un largo suspiro.
(Te sientas en frente y ni te imaginas.
Que lleve por ti mi falda más bonita.Y al verte lanzar un bostezo al cristal
Se inundan mis pupilas).- ¡Última parada! – suena la alegre y simpática voz del maquinista, como todos los días.
Y entonces Thomas nota la mirada sobre su cuerpo.
(De pronto me miras, te miro y suspiras
Yo cierro los ojos, tú apartas la vista
Apenas respiro me hago pequeñita
Y me pongo a temblar).
Cuando el desconocido rubio le devuelve la mirada, Thomas aparta los ojos con rapidez. El ruido que hace el tren al frenar impide a Newt oír el profundo suspiro de desesperación que sale de lo más profundo del moreno.
- ¿Estás bien, Thomas?
- Sí, sí – le responde al asiático.
- Su nombre es Thomas – piensa distraído, observando a la gente salir del vagón hasta que se desahoga lo suficiente como para bajar sin ser empujado.
Todos los días son así. Thomas se encuentra ya en el vagón cuando Newt entra. Sale del tren el último y Thomas siempre parece esperar fuera. Intenta acercarse para hablarle, pero la vergüenza no se lo permite. De lo que nunca se da cuenta Newt es de la profunda mirada que le dirige Thomas hasta que lo pierde de vista.
- Otro viaje en tren malgastado, ¿eh, hermano?
- Eso parece, Minho, eso parece.
- ¿Volvemos mañana entonces? – preguntó el otro.
- Quizás sí, Gally, quizás no – ambos amigos que ese quizás es un sí.
Una vez fuera de la estación de metro, el aire de la mañana golpea a Newt de lleno, obligándolo a ponerse la bufanda para cubrir su cuello. Aunque es tarde y el ataque de tos lo coge desprevenido.
(Y así pasan los días, de lunes a viernes
Como las golondrinas del poema de Bécquer
ESTÁS LEYENDO
Momentos [Dylmas]
FanfictionOneshots y drabbles que pueden tener o no relación entre sí sobre nuestros dos actores favoritos o sus personajes en una gran variedad de situaciones en este universo o en uno alternativo. Todas las imágenes utilizadas pertenecen a sus respectivos c...