Escena VII

710 78 43
                                    

Thomas mordisquea la parte de arriba de su pluma, demasiado distraído como para darse cuenta de que está chupando la pluma de un animal real y es, por tanto, asqueroso hasta decir basta. Teresa, por otra parte, sí se ha dado cuenta y tiene una mueca asqueada pintada en la cara.

- ¿Quieres dejar de hacer eso? Es repugnante.

Thomas quita el objeto de su boca y lo sustituye por su dedo, su mejor amiga pone los ojos en blanco.

- Por Merlín, ¡hazlo de una vez!

Señala la carta que el moreno acaba de terminar y a la que le da vueltas más nervioso de lo que recuerda haber estado nunca.

- ¿Y si me rechaza? - pregunta, en voz baja.

Llevan toda la tarde en la biblioteca, rutina establecida desde hace unos años. Concretamente, desde el día que transfirieron a Newt. Thomas quedó prendado casi al instante y cuando averiguó, gracias a Minho, que el rubio estudiaba prácticamente todas las tardes, los arrastró con él. Lo único bueno que salía de eso, pensaban sus amigos, es que sus propias notas habían mejorado porque algo tenían que hacer mientras Thomas se dedicaba a acosar visualmente a Newt e intercambiar notitas a espaldas de la señora Pince. Ahora, dos años más tarde, lo habían convencido de que tratara de dar el siguiente paso ya que la situación del tira y afloja comenzaba a desesperarlos. Gally habló de tensión sexual no resuelta, Minho le dio la razón. Amigos para esto.

- Si te rechaza al menos lo hará con gentileza, es un Hufflepuff - la chica se encoge de hombros y Thomas le dirige una mirada fulminante.- ¿Qué? Preguntaste.

- Tenías que decirme algo tipo: no te preocupes, seguro que te dice que sí.

- Los amigos no mienten, Thomas.

El aludido le dirige una mirada pensativa mientras sus manos hacen de memoria la grulla de papel que tantas veces ha enviado hasta Newt a lo largo de los años.

- Has estado viendo series muggles de nuevo - farfulla, realizando el último pliegue.

- Si reconoces la cita es porque tú también lo has hecho - responde la Ravenclaw, triunfante.

Thomas pone los ojos en blanco antes de soplar sobre la grulla de papel para hechizarla. Ambos observan el pájaro de origami volar sobre sus cabezas un momento antes de localizar a su objetivo un par de mesas más allá.

Newt está haciendo un importante trabajo para Encantamientos  y lleva más de una hora con la cabeza sobre un libro bastante complicado (una vocecilla en su cerebro le está avisando sobre el dolor de cervical que tendrá al final del día) por lo que no ve venir la grulla hasta que prácticamente se estampa contra su frente. Da un salto en el sitio, asustado hasta que sus ojos chocolate la localizan y la observa caer encima de sus apuntes perdiendo la magia que hasta hace un momento le daba movilidad.

Su corazón comienza a latir rápido por un motivo diferente. Nota sus manos temblar cuando coge la carta para abrirla con torpeza y su mirada baila con ansiedad sobre la desordenada caligrafía que tan bien conoce a estas alturas. Las mejillas se le colorean. Sube la mirada, tan concentrado estaba que no notó cuando Thomas llegó a la biblioteca. Lo localiza con facilidad, no existe nadie en Hogwarts que gesticule como él. Sonríe. Parece replicarle algo a Teresa con mucha pasión. Mordisquea su labio inferior nervioso, pensando en su siguiente movimiento mientras lee de nuevo la carta.

No es un Gryffindor como Thomas, es un simple tejón y lo que mejor se le da es ser honesto, no valiente, pero trata de llenarse el pecho de aire cuando toma la decisión de actuar y se levanta tratando de hacer el menor ruido posible.

Al instante, capta la atención de Thomas que se queda a mitad de una frase y lo observa con la boca levemente abierta. No están muy lejos, así que a Newt no le toma mucho tiempo reducir la distancia y, cuando casi ha llegado, Thomas se pone de pie haciendo ruido con la silla. Newt sonríe porque el chico siempre será un cúmulo de nervios.

- Oye, si no estás, si... lo siento, yo... - puede hablar porque Newt aún está demasiado lejos, pero en cuanto da dos pasos más el rubio se coloca a su altura y no le permite continuar con su verborrea.

Pone una mano detrás de la nuca de Thomas y acerca sus labios con fuerza, con decisión, aunque se queda paralizado cuando entran en contacto por la cantidad de cosas que la unión envía a través de su cuerpo. Pero no importa, porque Thomas se recupera bastante rápido de la impresión y asegura el agarre en el cuello de la túnica para evitar que Newt se acobarde y huya. Se mueve sobre los finos labios, atrevido, hasta que lo siente responder al beso. Muerde el labio inferior del rubio y el pequeño gemido le permite introducir su lengua. Sus brazos se afianzan en la cintura de Newt cuando lo nota temblar.

- Necesitáis un hotel - silva Teresa que lo ha grabado todo con su teléfono muggle.

Thomas ríe contra los labios de Newt.

Momentos [Dylmas]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora