TMR x American Assassin III

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Cuando Newt le abrió la puerta del apartamento le extrañó que no le mirara a la cara, por lo que una vez dentro de la casa le coge con suavidad la barbilla y con dulzura lo obliga a establecer contacto visual, el rubio cabello se mueve y Mitch puede ver un horrible hematoma en su mejilla derecha. Siente que la rabia bulle dentro de él, por lo que sus ojos pardos taladran los chocolates en busca de la verdad.

- ¿Dónde está? - pregunta, sintiéndole temblar bajo su tacto.

Al ver que Newt no piensa responder se da la vuelta con la intención de salir del apartamento e ir a buscarle, acaban de regresar todos de las misiones que tenían asignadas así que alguien sabrá dónde se encuentra ese desgraciado.

- ¡Mitch, espera!

Le sorprende ver a Newt interponerse entre la puerta y él. Una sonrisa burlona asoma en sus labios, ¡puede apartarle con tan solo una mano! Es tan pequeño y delicado, a la vez que tan jodidamente irresistible.

- No te lo repetiré, Newt, apártate.

- No - se niega, con firmeza.

Mitch se acerca a él y lo acorrala contra la madera de la puerta, aprisionándolo con su cuerpo y colocando un brazo sobre su cabeza, al instante nota la acelerada respiración de Newt y el sonrojo de las pálidas mejillas.

- No me obligues a usar la fuerza contigo.

Newt piensa que no le importa si Mitch usa su fuerza en la cama mientras le hace el amor. Sacude la cabeza por esos pensamientos y su calor corporal aumenta considerablemente.

- Jamás me harías daño, Mitch - suelta con un suspiro mientras se perdía en las pupilas dilatadas del contrario.

- ¿Cómo estas tan seguro?

- Porque estas deseando matar al hombre que me golpeó.

Aquello no deja de ser cierto, pero la verdadera razón va mucho más allá. Alza la mano hasta rozar con la yema de los dedos la herida de la mejilla, quien cierra los ojos en un acto reflejo.

- Si no me hubieras dejado...

¿Por qué en su voz se adivina todo el dolor que siente? ¿Por qué se trasluce con tanta facilidad? Ha pasado años entrenando para tener sus emociones bajo control y sólo Newt con su presencia puede echar todo ese trabajo a perder.

- Yo no te dejé, Mitch Rapp, lo mal interpretaste todo y te fuiste por tu propio pie.

- ¿Y qué fue lo que realmente pasó?

- Solo estábamos cenando, ni siquiera fue aquí, sino en el bufete chino de la esquina - le acusa.

Y, lo peor del caso, es que es verdad. ¿Por qué reaccionó de aquella manera con tan inocente escena? No vale la pena engañarse a sí mismo porque sabe de sobra la respuesta a aquella pregunta, la ha meditado durante días: celos. Además, que Víctor lleve meses mostrando interés en Newt no ayudó en nada a la causa.

- ¿Y cómo...? – señala el golpe en su mejilla.

Su vista viaja de sus ojos a sus apetecibles labios y siente ganas de besar, chupar y morder hasta que estén hinchados por su culpa.

- Esa misma noche... - comienza a decir, pero se detiene abruptamente.

Si Mitch se entera de aquello lo matará y Newt no quiere que tenga problemas con la CIA. Pero Mitch no es estúpido, el extraño comportamiento de su joven pareja le indica que algo muy gordo había sucedido: la tensión de su cuerpo y el pánico de su rostro. No, simplemente no puede ser. Como ese hijo de perra se haya atrevido a... jura que no quedarán ni sus huesos, piensa destrozarle.

- ¿Ese cabrón intentó abusar de ti? - le pregunta, Newt tiembla sintiendo la ira en cada sílaba de sus palabras.

Por la expresión de su rostro, Mitch sabe que dio en el clavo.

Lo aparta de la puerta con fuerza, pero sin hacerle daño, pero Newt le agarra por la muñeca, tratando de detenerlo. Mitch siente que el calor de su tacto le nubla los sentidos. Tanto tiempo, separados por su cabezonería...

- Mitch – lo llama, provocando en el espía numerosos escalofríos de placer.

Su mayor error fue mirarlo, pues nada más hacerlo unos cálidos y finos labios se cierran contra los suyos en un beso arrebatador. Mitch se da la vuelta por completo y lo abraza por la cintura, recibiendo el beso con gusto y sintiendo el hormigueo de la excitación extenderse por todos los músculos de su cuerpo. Mientras usa su lengua para colarse en la húmeda y cálida cavidad de su boca, sus manos lo agarran por las nalgas y lo elevan, obligándolo a abrazar su cintura con las piernas y lo coloca contra la pared para que Newt pueda sentir su erección.

- Realmente sabes cómo distraer - ronronea, en la sensible piel de su oído.

- Te he echado de menos - le confiesa con emoción contenida mientras lucha porque las lágrimas no salgan de sus ojos.- Pasé tanto miedo - admite, derrotado.

- Cuéntame qué sucedió - le acaricia las mejillas con las suyas y Newt ríe bajito porque la barba le hace cosquillas.

- No abusó de mí, Mitch, pero... - coge aire.- Lo intentó, cuando me iba a despedir de él agarró la puerta... entró y... le di con algo... el paragüero creo... y, cuando pude llegar a la cocina, cogí la pistola que dejaste para mí, así que se fue. Le eché el cerrojo a la puerta y traté de localizarte, pero no sé qué hiciste con tu móvil así que recurrí a Hurley y aquí estamos - finaliza, temblando como una hoja al viento.

Besa la curva del cuello, siente como se le escapa un suspiro anhelante.

- ¿Y qué hizo Hurley?

- Trató de buscarle, pero no le encontró.

- Yo le encontraré y puedes estar seguro de que le mataré.

A pesar de la sonrisa de sus labios, Newt sabe que habla en serio.

- Mitch, haz lo que quieras, pero que sea después de hacerme el amor.

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Momentos [Dylmas]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora