Psicólogo III

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Thomas está teniendo un ataque de ansiedad, nada nuevo en realidad, si no fuera porque ese ataque de ansiedad está a punto de convertirse en un ataque de pánico que provocará que deje de respirar porque las rápidas contracciones de su diafragma no permiten que el aire llegue a los pulmones y mucho menos la sangre podrá transportar el oxígeno a su cerebro. Sus manos se mueven hasta los bolsillos, buscando el móvil y con temblores consigue desbloquearlo, necesita un esfuerzo titánico para ir a la marcación rápida y apretar el botón de llamada intentando que su mente se aleje de explicaciones científicas sobre lo que le está pasando.

Escucha varios pitidos antes de que la otra persona por fin descuelgue.

- ¿Diga? - la voz de psicólogo envía oleadas de tranquilidad por todo su cerebro, pero el ataque está demasiado avanzado y no pude pararlo.

- N... Ne... - coge aire, desesperado, los ojos se le llenan de lágrimas que caen por sus mejillas.- Newt...

- ¿Thomas? - el mayor suena ligeramente alarmado.- ¡Thomas! ¿Qué pasa? ¿Estás bien? ¡No, olvida eso! ¿Dónde estás?

A Thomas le encantaría poder reírse porque Newt ha pasado de estar desesperado a ser analítico en menos de cinco segundos, de verdad que es un buen profesional.

Nota cómo alguien le quita el teléfono de las manos, protesta con debilidad hasta que se da cuenta de que es Minho y se deja hacer porque él sabrá qué decirle a Newt.

- ¿Diga? - pregunta, por el auricular.

- ¿Quién eres?

- Eso debería preguntarlo yo - masculla, molesto.

- El psicólogo de Thomas - responde con simpleza.

- Ah, le ha llamado a usted - se pasa la mano por la cara.- Vale, escuche atentamente porque no estamos aquí por Thomas, pero es posible que en breve necesite también entrar por la puerta de urgencias.

- ¿Estáis en el hospital?

- Sí.

- Estaré allí enseguida.

Minho devuelve el móvil a los pantalones de su mejor amigo y se sienta a su lado, pasando un brazo por los hombros de Thomas tratando de reconfortarlo sin mucho éxito. En cuanto llegaron, Thomas se desplomó en uno de los bancos que están en la entrada del hospital y no pudieron moverlo de ahí. Tampoco quiso entrar a urgencias para ser atendido así que tuvo que dejarlo un momento solo mientras acompañaba a Scott. Debe admitir que no está nada sorprendido por la llamada, Thomas lleva todo un mes hablando del tal Newt.

- Tío, quédate conmigo - le pide, dándole palmadas en las mejillas cuando nota que está próximo al desmayo.

- ¡Thomas!

En otra situación, Minho se sentiría profundamente ofendido por ser retirado de forma tan brusca del lado de uno de sus mejores amigos, pero reconoce al adulto rubio como Newt aunque no tiene ni idea de quién es el otro de cejas graciosas que le acompaña.

- Thomas, mírame - le pide, poniendo ambas manos en las mejillas y obligándolo a establecer contacto visual.- Estoy aquí, ¿vale? - junta sus frentes, la respiración de Thomas es cada vez más lenta, pero no por el motivo que le gustaría. Se gira hacia Minho.- ¿Cuánto tiempo lleva así?

- No lo sé con exactitud, llegamos hace casi 20 minutos y ya le estaba empezando el ataque en el coche, así que... - lo demás se pierde en los nervios que Newt comienza a acumular y que apenas le permiten escuchar, tiene que concentrarse todo lo que puede en pensar.

Quita la bufanda del cuello del menor y baja la cremallera  del  abrigo, liberandole de toda prenda posible porque ahora mismo es preferible un resfriado a que deje de respirar.

Momentos [Dylmas]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora