El pirata y el violín II

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Dylan juega con la tarjeta entre sus dedos, mirando la piscina a través de la ventana.

- ¿Dyl?

Sube los ojos para encontrarse con su novia desnuda, la piel brillante por las gotas de agua que no se ha terminado de secar.

- Woow, Britt, ¿qué...? - tose, nervioso.

Ella se acerca y se sienta sobre su regazo, besándolo.

- Britt, no... - intenta alejarla de su cuerpo.

- Vamos, Dyl, sé que quieres - enreda sus dedos entre el pelo de la nuca masculina.

- Yo... y-yo la verdad es que ahora mismo no estoy de humor - se levanta como puede quitándose a Britt de encima.

- ¿En serio? - masculla, molesta.

- Y ponte algo o te verán los vecinos - coge el móvil, la cartera y las llaves y sale corriendo del apartamento.

Britt tira unos cojines contra la pared.

Dylan respira por fin una vez que el aire de fuera le da en la cara y se acaricia el puente de la nariz donde empieza a crecer un buen dolor de cabeza.

- ¿Problemas en el paraíso?

Da un brinco en el sitio, sube los ojos para encontrarse con el chico rubio sentado en una de las hamacas jugueteando con el violín.

- Tú... - los ojos pardos se conectan con los achocolatados y se sonroja con suavidad.- ¿Qué haces? - se sienta en la hamaca de enfrente.

- Cuidarla - responde, simplemente, afinando las cuerdas.- Si yo le entrego mi tiempo y cariño, ella me da muy buena música.

- ¿Ella? - un asomo de risa se cuela por sus labios.

- Por supuesto, es una de mis mujeres favoritas.

- ¿Es que hay muchas?

- Bueno, compite por el segundo puesto con mi hermana Ava - se encoge de hombros.

- ¿Y quién es la primera?

- Mi madre.

Dylan casi ríe.

Thomas por fin deja el violín a un lado para prestarle atención. Dylan se fija entonces en que tiene puesto un bañador y una camisa ligera. O sea que...

- ¿Te hospedas aquí?

- Este fin de semana, es el pago por la actuación.

El moreno juega con sus manos, nervioso.

- Entonces, tú tienes mi tarjeta, pero yo no sé tu nombre.

Por un momento, sólo por un instante, Dylan lo olvida. Porque Thomas tiene una sonrisa preciosa que le hace sentir cosas que creía olvidadas hace tiempo.

Y eso es importante. Y lo sabe. Y también complicado. Lo sabe muy bien. Y puede que imposible. Pero qué más da.

Eso es lo último que piensa antes de acercarse al otro, asegurar el agarre en su nuca para que no escape, y besarlo.

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Momentos [Dylmas]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora