Momentos [Dylmas]

La novia de Will III

Os habéis ido a una de las salas de descanso para esperar a los demás. Ninguno ha dicho ni una sola palabra más.

Dylan no deja de pasarse las manos por el pelo, revolviéndolo, inquieto. Thomas decide entonces poner una mano sobre su rodilla y el moreno detiene el errático movimiento al instante. Sus miradas se conectan en una conversación muda. Ambos saben que no le has dicho nada a Will, ni a nadie, que por alguna razón has guardado aquel secreto.

- (T/N) - te llaman.

Los observas, creyendo que en cualquier momento podrías morir de ternura.

- ¿Si?

- ¿Puedes, por favor, describirnos a la persona que te... hmm... atacó?

Vas a abrir la boca para replicar, no te han atacado, simplemente... bueno, quizás verbalmente un poco sí. Además, la mirada de Dylan no admite réplicas y, detrás suya, Thomas niega lentamente con la cabeza.

- Normalmente no me fijo mucho en los detalles - admites, ambos arquean una cena, ¿si no te fijas en los detalles cómo es que los descubriste? Se preguntan.- En realidad, no sois tan discretos como creéis - sonríes, Thomas se sonroja, Dylan ríe un poquito.- Así que no me fijé bien, pero era más o menos de mi altura. Llevaba gafas de sol y un gorro del que se escapaban mechones rubios, piel pálida... por lo demás - te encoges de hombros.

- ¿Crees que sea ella? - pregunta Thomas, tú no tienes idea de quién hablan.

Dylan no responde, pero se inclina un poco más hacia delante.

- ¿Seguro que no recuerdas nada de lo que te dijo?

Rediriges tu atención al chocolate con avellanas que tienes entre tus manos, algo intimidada por la intensidad de su mirada.

- Bueno, dijo que nos hundiría - recuerdas.

Dylan se crispa, incluso tú puedes darte cuenta de ello. Ni siquiera las manos de Thomas sobre las suyas pueden calmarlo.

- Vale, esto es grave. Hay que buscar a Will.

Se pone en pie y sale de la sala, Thomas está a punto de seguirlo cuando se da la vuelta un instante hacia ti.

- Gracias.

Parpadea.

- ¿Ah? ¿Por qué? Si sólo parece que traigo problemas.

El rubio de ojos chocolate niega suavemente con la cabeza.

- Ya teníamos este problema antes de que tú llegaras - admite con pesar.- Lamentamos que te hayas visto involucrada. Dylan no está enfadado, sólo preocupado.

- No, no... si no es culpa vuestra.

Thomas sonríe con tristeza.

- Lo es - abres la boca para replicar, pero no te deja.- Por tener miedo del mundo, lo es - aclara.

Y tú lo entiendes porque, si debes de ser totalmente sincera, comenzar a salir con Will fue toda una aventura mediática, entre otras cosas.

- Así que gracias por aceptarnos y por no delatarnos.

Tú sonríes comprensiva. Thomas asiente y sale detrás de Dylan. Los sigues un poco más rezagada, perdiéndote de nuevo en tus pensamientos.

¿Qué le pasaba al mundo? ¿Qué tenía en contra del amor? ¿Por qué dos personas que se aman tanto tienen que estar escondiéndose por miedo?

- ¿El mundo, Thomas? - dices, llegando hasta ellos que te miran extrañados.- Al mundo que le den. Vosotros, mientras, quereos.

Y no quieres creértelo mucho, pero jurarías que los ojos de ambos se vuelven ligeramente cristalinos y que mientras Thomas te da un ligero abrazo, Dylan muerde su labio para evitar llorar.